El Vigía después de más de cien años de vida, sobrepasa los cien mil habitantes, convirtiéndose, además de segunda ciudad del estado Mérida, en el primer centro subregional de la zona panamericana y del sur del lago.
El Vigía después de más de cien años de vida, sobrepasa los cien mil habitantes, convirtiéndose, además de segunda ciudad del estado Mérida, en el primer centro subregional de la zona panamericana y del sur del lago.
Jóvito Valbuena Gómez*
El Vigía es punto de ubicación privilegiada en el occidente venezolano. Se localiza en el contacto de la montaña merideña con la llanura surlaguense, condición físico-natural cuya variedad climática, topográfica y de suelos lo bendicen para la diversificación agrícola y por ende para el poblamiento dinámico en lo económico.
Los vigíenses lo distinguen con el eslogan “Primer Puerto Terrestre del Occidente Venezolano” pues es punto nodal o de cruce de ejes viales que lo comunican con otras 21 ciudades capitales municipales, distribuidas de la manera siguiente: siete a lo largo del eje panamericano: La Fría – Coloncito – La Tendida -Caño Zancudo –Tucaní – Nueva Bolivia -Arapuey; cinco en el eje Encontrados – San Carlos – Sta. Cruz de Mora -Tovar – Bailadores. Tres en el Área Metropolitana de Mérida (Lagunillas – Ejido – Mérida). Seis capitales más, bien de la llanura surlaguense (El Chivo y Bobures), bien de la zona montañosa (San Simón, Zea, La Azulita y Torondoy) completan la red de asentamientos de población, relaciones comerciales y oferta de servicios alrededor de El Vigía.
Con esta red vial de intercambio económico, El Vigía se hace a la segunda posición o rango en la jerarquía del sistema de ciudades merideñas, después de la capital estadal Mérida. Pero compite con mayor fuerza de atracción y de influencia comercial sobre la zona panamericana y todo el sur del lago de Maracaibo, ventajas que a la vez la acercan al comercio fronterizo colombo-venezolano de carne, leche, plátanos, frutas, bienes artesanales e industriales relacionados con la producción agropecuaria y la demanda de servicios de todo tipo.
De tal manera que El Vigía después de más de cien años de vida, sobrepasa los cien mil habitantes, convirtiéndose, además de segunda ciudad del estado Mérida, en el primer centro subregional de la zona panamericana y del sur del lago.
Esa posición se ha logrado por inercia de las fuerzas productivas y la paralela atracción que ejercen sobre los movimientos migratorios de población regionales y fronterizos. Al propio tiempo se nota una progresiva toma de conciencia de los pobladores, autoridades y actores productivos sobre las ventajas de la posición geográfica, pero carece de efectiva ejecución de planes de ordenamiento territorial y de desarrollo económico para consolidar la posición estratégica regional y fronteriza.
El árbol de Tamarindo, considerado el primer símbolo histórico-natural de la ciudad de El Vigía, el cual estuvo ubicado en lo que es el epicentro de esta joven urbe y tuvo un extraordinario valor en la construcción de la identidad del municipio Alberto Adriani.