Una investigación de Nature ecology & Evolution advierte de que dañar estos ecosistemas dejará mucho más dióxido de carbono en el aire para calentar el clima

Los bosques tropicales intactos aseguran la estabilidad del clima local y regional, generando más lluvia que los bosques despejados y, por lo tanto, reduciendo el riesgo de sequía.

Las políticas de las comunidades mundiales y la ciencia no diferencian entre los valores relativos de los diferentes tipos de paisajes forestales -que van desde los más intactos hasta los que están muy explotados, fragmentados, quemados, drenados y/o con exceso de caza- debido en parte a la falta de una forma uniforme de medir su calidad.

Con más del 80% de los bosques ya degradados por actividades humanas e industriales, estos hallazgos subrayan la necesidad inmediata de políticas internacionales para asegurar bosques intactos restantes, incluyendo el establecimiento de nuevas áreas protegidas y los derechos sobre la tierra de los pueblos indígenas y regular la industria y la caza y centrarse en esfuerzos de restauración y finanzas públicas.

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En ausencia de estrategias específicas como estas, los objetivos mundiales actuales que abordan el cambio climático, la pobreza y la biodiversidad pueden ser insuficientes, incluidos los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas para gestionar los bosques de manera sostenible, combatir la desertificación, detener e invertir la degradación de la tierra y detener la pérdida de biodiversidad.

«Como sumideros de carbono y hábitats vitales para millones de personas y fauna amenazada, se conoce bien que la protección del bosque es esencial para cualquier solución ambiental; sin embargo, no todos los bosques son iguales -dice el profesor James Watson de Wildlife Conservation Society (WCS) y la Universidad de Queensland, en Australia-. La conservación de los bosques debe priorizarse en función de sus valores relativos y los bosques intactos que quedan en la Tierra son las joyas de la corona, a las que ahora deben hacer hincapié las políticas mundiales de clima y biodiversidad».

Según el estudio, la invasión de la actividad humana e industrial puede tener efectos catastróficos. Una vez abiertos, los bosques anteriormente intactos se vuelven cada vez más susceptibles a las presiones naturales como las enfermedades, los incendios y la erosión; se vuelven menos resistentes al cambio climático provocado por el hombre, y se vuelven más accesibles para el uso humano, conduciendo a una espiral de declive.

Europa Press..

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