La realización del tercer foro de Jueves de Ciudad bajo el titulo “Espacio Público”, motiva este artículo. Y es que el tema que será abordado hoy por cuatro arquitectos, debe involucrar la mayor cantidad de actores posibles y en especial a las autoridades municipales quienes son los mayores responsables de la degradación de los espacios públicos
La realización del tercer foro de Jueves de Ciudad bajo el titulo “Espacio Público”, motiva este artículo. Y es que el tema que será abordado hoy por cuatro arquitectos, debe involucrar la mayor cantidad de actores posibles y en especial a las autoridades municipales quienes son los mayores responsables de la degradación de los espacios públicos
Eudes J. Blanco P.*
Un reconocimiento público a la iniciativa de Jueves de Ciudad – La ciudad posible – por su preocupación, por desarrollar temáticas vinculadas a las problemáticas de la ciudad de El Vigía y presentar las posibles alternativas de solución desde una perspectiva futurista.
Ese reconocimiento se hace extensivo a la ingeniera Luisana Méndez y al equipo que la apoya, en especial al Colegio de Ingenieros – Fonpres seccional El Vigía y a al Núcleo Universitario Alberto Adriani de la Universidad de los Andes, quienes fueron pioneros de esta iniciativa.
El tema a desarrollar en este tercer foro de Jueves de Ciudad, bajo el titulo “Espacio Público”, tiene como ponentes a los arquitectos: Leyda Rondón, Solimar Torres, Gilfredo González y Heidi Contreras y estarán desarrollando las siguientes temáticas: “ciudad y espacios públicos”, Reinterpretación del espacio plaza”, “Transformaciones urbanas a partir del espacio público” y “Taller experimental ambiente humanizado – mejor ciudad mejor vida”, respectivamente.
Motiva esta actividad al presente artículo, como una reflexión de la necesidad y obligación que tienen las autoridades y la ciudadanía de preservar los espacios públicos del municipio Alberto Adriani, los cuales como se explica en la presente disertación, tienen en la mayoría de los casos la categoría de “Acervo Histórico”.
Para poder comprender el sentido de acervo histórico de los espacios públicos hay que destacar la complejidad conceptual que existe en el término, y es que esta categoría va más allá del estudio del hecho histórico, de un objeto, de lo construido como lo expresa Iraida Vargas Arenas: «…debemos recordar que calles y avenidas son algo más que espacios de circulación, que plazas y parques son algo más que espacios de recreación; todos ellos poseen un contenido simbólico en función de cómo los percibe y usa la población, cuáles sentimientos de identificación se han generado hacia quienes han participado en las actividades que en esos espacios se han realizado; de la misma manera, un árbol, una edificación pueden ser referentes simbólicos que constituyan una clave histórica para importantes sectores habitantes de la ciudad».
Lamentablemente, en el municipio Alberto Adriani, el concepto emitido por Vargas, no ha sido aprehendido en su justa dimensión y no se tiene una idea clara de la conservación de los espacios públicos como patrimonio histórico.
Se puede observar que en los espacios públicos del municipio, más que el deterioro, señal del pasar de los años, lo que ha existido es la falta de mantenimiento. Pero no se puede obviar otra realidad nefasta, la conducta de destrucción por parte de la población, prueba de ello, es la acción vandálica hacia los referidos espacios.
Son diversos los ejemplos de mutilación y daño patrimonial de los espacios públicos: la desaparición del busto de Páez, ubicado en la plazoleta en la entrada de la urbanización que lleva su nombre y la desaparición de la espada de su monumento en la redoma que enlaza la avenida Pepe Rojas con la avenida que conecta al Aeropuerto, son claros ejemplos de ello.
La plaza Bolívar de La Palmita y la de Mucujepe permanecieron por muchos años sin los bustos del “Padre de la Patria”. La mayoría de las placas que identifican a las plazas han sido sustraídas. Así, el busto del eminente presbítero José Ignacio Olivares, está en un pedestal que fue destruido para sustraer dos placas, una de ellas con la fecha de inauguración del monumento y la otra con unas palabras de reflexión del Cronista del municipio. El busto de Adriani, ubicado en la intersección de la calle 3 con la avenida Bolívar, también le fue sustraído la placa de identificación.
Inexplicable es la desaparición de la placa que identificaba la adquisición del inmueble de la Alcaldía como un bien municipal, hecho alcanzado en la gestión del alcalde Abelardo Pernía, así como de las que tuvieron ubicadas en el monumento de la identidad vigiense, que resaltaba los símbolos municipales, en el frente al referido edificio.
Lo expuesto lleva a una interrogante, ¿qué han hecho las autoridades competentes con los agresores de los espacios públicos? Y esto es un llamado a los órganos policiales y de seguridad ciudadana del municipio, los cuales deben detener y penalizar al destructor.
No hay mensaje más destructivo que la impunidad, y hasta ahora las autoridades del municipio parecen permanecer ajenas a esta responsabilidad a pesar que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela le otorga rango constitucional, en su artículo 99, al patrimonio histórico.
Pero en el municipio existe una segunda situación que es tan grave como el deterioro, la pérdida de los espacios públicos, producto de diversos factores, el primero por la renuncia del ciudadano de utilizarlos, por temor a la devastadora inseguridad personal que existe en las calles del país y la segunda por la apropiación indebida de esos espacios por diversos actores, entre los que se destacan: buhoneros y ahora los bachaqueros, motorizados y cualquier otro vendedor informal y no tan informales, que han hecho de las aceras públicas y otros espacios, tarantines para la mercadería, en una clara violación de los derechos de transito de los ciudadanos.
Peor aún se observa como los espacios públicos han sido cedidos por las autoridades municipales a organizaciones de lucro como las líneas de taxi y moto taxistas, quienes en un compromiso de mantenimiento y preservación de los referidos espacios, no lo cumplen, pero si han construido edificaciones en las plazas y otros espacios, alegando un derecho que no les pertenece y sustentando su presencia bajo el principio que son organizaciones de servicio público, categoría que por cierto a la cual renuncian y no asumen cuando fijan sus tarifas sin ningún tipo de acuerdo con las autoridades del municipio ni la ciudadanía, aduciendo que son empresas privadas.
Esta problemática del deterioro de los espacios público y la pérdida de su uso por parte del ciudadano, atenta hacia cualquier política pública y ciudadana de preservación y conservación de estos espacios, como acervo histórico, y en ello se comparte lo expresado por el historiador Isacc Abraham López: “La degradación del espacio público es la muestra de la degradación del alma del país”.
El árbol de Tamarindo, considerado el primer símbolo histórico-natural de la ciudad de El Vigía, el cual estuvo ubicado en lo que es el epicentro de esta joven urbe y tuvo un extraordinario valor en la construcción de la identidad del municipio Alberto Adriani.