Militar, viajero, diplomático y legislador, en todo sobresalía. Su vida fue una serie de triunfos y reveses, de subidas y caídas desde que paso por las aulas de Oxford, sus primeros triunfos en la marina y sus amores con la reina Isabel I, hasta el último de su vida, en que toma con sus manos el hacha fatal y discurre en su presencia del mortífero instrumento acerca de la vanidad y miserias de este mundo.

j.g. guerrero lobo*

 

Sir Walter Ralegh1. Hayes Barton, Devonshire, Inglaterra, c.1552-Londres, 29 de octubre de 1618. Soldado, marino, corsario, escritor, poetas, cortesano, y político inglés, que popularizó el tabaco en Europa. La rivalidad anglohispana, dan cuenta brevemente de la vida del enemigo real Walter Ralegh, el “Guaterrale” o “Guate Rale”, “Guatero Reali”, en los documentos españoles, y en Venezuela el escritor Arístides Rojas2, lo llama Sir Gualterio Raleigh, nos lo describe así: hijo de distinguida y antigua familia, había nacido para héroe de aventuras. La belleza varonil de su persona, su talento, su gracia en el decir, sus modales inusitados y cultos, y ese don que da la naturaleza a ciertos seres, fuerza misteriosa que parecen sostenerlo en los transes más difíciles de su vida, no solo en las conquistas de amor, en las galanterías sociales, todo le daba a Gualterio ascendiente no sólo en las conquistas, sino igualmente en las intrigas políticas, militar, viajero, diplomático y legislador, en todo sobresalía. Su vida fue una serie de triunfos y reveses, de subidas y caídas desde que paso por las aulas de Oxford, sus primeros triunfos en la marina y sus amores  con la reina Isabel I, hasta el último de su vida, en que toma con sus manos el hacha fatal y discurre en su presencia del mortífero instrumento acerca de la vanidad y miserias de este mundo.

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Es una tempestad no interrumpida de pasiones de intereses, de creencias, donde campean las luces infernales la codicia, la crueldad y tropelías de todo genero; resultado de luchas dinásticas y de guerras civiles y religiosas. Y en medio de tanta desolación. Los pontífices Julio II y León X, mecenas del arte, son las grandes etapas de aquel campo de altura ya brillante y sombría, que conoció la historia en los nombres de Fernando e Isabel, de  Carlos V, de Francisco I, de Solimán II, de Gustavo Wasa, de Enrique IV, de Enrique VIII, de Felipe II,  y de Isabel I de Inglaterra, ellos fueron los actores  de las luchas dinásticas y de las guerras religiosas que llenaron los años del siglo décimo sexto, este siglo abre con el descubrimiento y remata con la muerte del lúgubre monarca que bautizaron sus contemporáneos como ¡El Demonio del Mediodía! .

A la muerte de Cristóbal Colon el 20 de mayo del año 1506, en Valladolid, y surgido el Nuevo mundo, el equilibrio de la sociedad europea desaparece, y la codicia, apoderándose de los pueblos, los precipita a fatal destino cual aristas lanzadas por el huracán, la onda de sangre comienzan avanzar a las costas, llanos, valles y sabanas hasta alcanzar las cimas más altas de los Andes, llegando a formarse ejércitos de espectros y fantasmas, ya que sufrieron hambre y enfermedades, alucinados que sacrificaron pueblos indefensos, que respondieron asesinando a los reyes y sacerdotes de la civilización prehispánica y ellos saquearon los templos y cavan los sepulcros para llevarse  los ídolos de oro.

En ese panorama aparece Ralegh, aliado desde el principio al bando de la reina virgen Isabel I, luchó tenazmente contra los rebeldes irlandeses de Desmond (1583), concibió el proyecto de colonizar América del Norte, fundando en 1584 en la isla de Roanoke (actual Carolina del Norte) la colonia Virginia en honor a la reina Isabel, contribuyó a la derrota de la Armada española (1588) y luchó en la Invencible Inglesa por devolverle el trono al rey de Portugal con fatídicos resultados (1589).

Al convertirse en uno de los favoritos de la Reina Isabel I, llegándose a decir que fueron amantes, o bien que ella lo amaba. En 1584 le concedió un amplio permiso para explorar tierras que no perteneciesen a ningún Rey cristiano y fuesen paganas. Su idea era colonizar Norteamérica para estorbar en lo más posible a los españoles y beneficiarse de las mismas riquezas que España traía del resto de América. No obstante, el primer capítulo de la Gran Armada se había producido en 1580. Todo aquello terminó en la exploración de la costa norteamericana y en la colonización de Virginia.

Fue elegido miembro del Parlamento varias veces y gozó de gran influencia en la corte isabelina. Cayó en desgracia durante un breve periodo tras seducir y desposar secretamente a lady Elizabeth Throckmorton, por haberla embrazado, era una de las damas de honor de la reina (1592), aunque pronto se recuperó tras ser encarcelado en la Torre de Londres. Disputó a Robert Devereux, II conde de Essex, y a Robert Dudley, conde de Leicester, el amor de la reina Isabel.

En 1595 organizó la primera expedición al territorio de Trinidad y la actual Guayana venezolana en busca del mítico reino de El Dorado, desafiando la soberanía española y portuguesa. El 22 de marzo de 1595, sir Walter Raleigh, Amyas Preston y el capitán Lawrence Keymis, luego de haber zarpado su expedición del puerto de Plymouth el 6 de febrero, desembarcaron en la isla de Trinidad, atacaron a las fuerzas españolas del lugar e hicieron preso al gobernador, Antonio de Berrio, fundador de San José de Oruña3.

Soldados y habitantes quedaron bajo su poder y Berrío, a cambio de respeto para su vida, lo proveyó de todo cuanto Raleigh inquirió sobre aquellas nuevas e inmensas tierras que se extendían como un paraíso ante sus ojos y siguió la recomendación de penetrarlas utilizando las lanchas de sus cuatro navíos.

Se empeña en aprender castellano para estudiar a fondo a sus enemigos. Hispanófobo, dedico su vida a  arrebatarle las Indias a los ibéricos y protege a Richard Hakuyt, el gran propagandista  de la expansión imperial inglesa. Oportunista, aprovecha el favor real para convertirse en uno de los hombres más ricos del país. Dandy, deslumbro a las damas de la corte con excelentes guardarropas tachonadas de diamantes y armaduras de plata.

¡Oh vida, cómo triunfas en los hombres a quienes sellas con el dolor; haces de la noche el día; del amor-placer, dolor, y como arrancar a las sombras del infierno el himno jubiloso que canta tu triunfo.

Sir Walter Ralegh
Sir Walter Ralegh

Notas:

 

  1. Raleigh, Walter (1596) The discoverie of the large, rich and bewtiful empyre of Guiana, with a relation of the great and Golden Citie of Manoa (which the Spanyards call El Dorado) And of the Prouinces of Emeria, Arromaia, Amapaia, and other Countries, witn their riuers, adjoyning. Imprinted at London by Robert Robinson, 1596. Published in 1968 by Theatrum Orbis Terrarum Ltd., Amsterdam, & Da Capo Press, New York. Esta obra fue traducida, entre otros, por Betty Moore e incluida con el título El Descubrimiento del vasto, rico y hermoso imperio de la Guyana, con un relato de la poderosa y Dorada Ciudad de Manoa (que los españoles llaman El Dorado) y de las provincias de Emeria, Arromaia, Amapaya y otros países y ríos limítrofe, en el libro de Demetrio Ramos: El mito del dorado, su génesis y proceso. Caracas: Academia Nacional de la Historia. Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, 1973. Otras traducciones de esta obra de Ralegh son: Raleigh, Walter (1596). El Descubrimiento del grande, rico y bello imperio de Guayana. Prólogo, traducción y notas de Antonio Requena. Caracas: Ediciones Juvenal Herrera, 1986
  2. Arístides Belisario Rojas Espaillat (Caracas, 5 de noviembre de 1826 –  4 de marzo de 1894)  escritor, naturalista, médico, historiador y periodista venezolano. Uno de los más notorios divulgadores científicos que ha tenido Venezuela, destacó por sus contribuciones sobre temas científicos, históricos y geográficos, Desde el 21 de septiembre de 1983 sus restos descansan en el Panteón Nacional de Venezuela.
  3. El 23 de abril de 1593, el gobernador Antonio de Berrío tomó posesión de la provincia de Guayana y El Dorado a través de su lugar teniente, el capitán Domingo de Vera Irbagoyen, mientras él permanecía en retaguardia en lo que quedaba de San José de Oruña, que había sido saqueada y quemada por las huestes corsarias de Walter Raleigh.

 

 

* escritor  – jglobo@gmail.com