El método con el que un español reforesta la Amazonía peruana
Este antiguo marchante de arte español hace que sus semillas de árboles amazónicos germinen sin métodos de clonación ni productos químicos, siguiendo el ejemplo de sus antepasados.
Este antiguo marchante de arte español hace que sus semillas de árboles amazónicos germinen sin métodos de clonación ni productos químicos, siguiendo el ejemplo de sus antepasados.
Este antiguo marchante de arte español hace que sus semillas de árboles amazónicos germinen sin métodos de clonación ni productos químicos, siguiendo el ejemplo de sus antepasados.
Viejas recetas naturales que usaba su familia en los campos de Zaragoza, en España, permitieron a Enrique Lorente contener plagas de polillas que devoraban árboles en su finca de la selva peruana, cerca de donde nace el río Amazonas.
Este antiguo marchante de arte español hace que sus semillas de árboles amazónicos germinen sin métodos de clonación ni productos químicos, siguiendo el ejemplo de sus antepasados.
Establecido hace dos décadas en la Amazonía peruana, dice que cultivar cedros o caobas con métodos naturales es un negocio rentable.
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“Lo que hemos hecho es imitar a la naturaleza contra otras investigaciones que lo hacen por medio de clonación o trasladando los plantones y luego aplican químicos para que sobrevivan. En ese sistema se pierden muchas semillas y plantas”, explica Lorente mientras le muestra las instalaciones de su finca “El Paraíso” al equipo de la AFP.
Nacido hace 60 años en Zaragoza en el seno de una familia campesina, trabajó varios años como curador de arte en España, hasta que llegó hace tres décadas a Perú.
Maravillado con la Amazonía, se instaló a vivir en ella y desde hace tres años se dedica a hacer que germinen de forma natural semillas de árboles de madera muy cotizada, algunos en peligro de extinción.
No trabaja solo. Junto a especialistas y un economista está creando un fondo de inversión para conseguir más recursos para aumentar la producción en su finca del distrito de San Juan Bautista, cerca de la ciudad de Iquitos.
“Convertí mi finca de 13 hectáreas junto a unos especialistas en laboratorio de semillas de árboles frutales y luego de (otros) árboles amenazados por la deforestación”, dice Lorente.
La minería ilegal, la tala clandestina de árboles y el narcotráfico contribuyen a que avance la deforestación en el pulmón verde de Sudamérica.
La selva cubre casi dos tercios de Perú, pero pierde casi dos millones de hectáreas cada año, según el Programa Nacional de Conservación de Bosques del Ministerio del Ambiente.
En “El Paraíso” hay muchos pequeños árboles de caoba (Swietenia macrophylla), cedro (Cedrela odorata), y de especies menos conocidas como shihuahuaco (Dipteryx micrantha) y palo rosa (Aniba rosaeodora), entre otras.
Casi nunca la temperatura baja de los 30 grados Celsius en la finca, que tiene un banco de semillas y un vivero, además de una casa.
En tres años de investigaciones, Lorente ha logrado que germinen de forma masiva shihuahuaco, caoba y cedro, sin emplear ningún químico.
Extraen el fruto verde de árboles silvestres, lo trasladan refrigerado a la finca y siembran sus semillas en un vivero con la misma temperatura y humedad de donde fueron extraídos.
“Una vez en el vivero, se le alimenta con nutrientes naturales elaborados por el equipo para fortalecerlo y acelerar su crecimiento“, explica el español y señala que es una vieja receta familiar para no usar químicos.
Además, Lorente ha creado un insecticida natural para combatir la Hypsipyla grandella, una especie de polilla que ataca al cedro y a la caoba. Dice que no fue complicado porque su familia lo había hecho antes en los campos de Zaragoza.
Para evitar que los insectos ataquen sus frutales, emplea una receta sencilla: los atrae y captura con botellas plásticas con vino y azúcar.
Otra receta familiar es sembrar plantones de caoba y cedro bajo la sombra de un árbol frutal para que le permita crecer sano, sin ser afectado por el sol y la humedad.
La caoba y el cedro vienen siendo depredados por taladores ilegales, lo mismo que el shihuahuaco, que demora unos 700 años en alcanzar unos 50 metros de altura.
Lorente afirma que este daño es reversible y que la Amazonía peruana podría ser reforestada a partir de la experiencia de su finca.
Con apoyo del Estado “en poco tiempo se tendrá miles de árboles en esas zonas depredadas”, dice.
El economista Jorge Chávez tiene una opinión similar y asegura que las 10 millones de hectáreas deforestadas de la selva podrían ser recuperadas con fines productivos.
“Si se pudiera reforestar con arboles maderables, se lograrían ingresos anuales de unos 43.000 millones de dólares“, dice Chávez a la AFP.
“La deuda externa (peruana) es de más 70.000 millones de dólares, entonces en un par de años se podría cubrir la deuda externa”, agrega el economista, quien organiza un fondo de inversiones para Lorente.
“Chile exporta madera por 7.000 millones dólares al año y Uruguay, unos 1.500 millones de sus plantaciones. En Perú, (son) 150 millones de dólares”, dice Chávez, quien también está sembrando árboles en su finca de 105 hectáreas.
AFP