¿Se puede ser obeso y sano? ¿Se puede ser flaco y aun así estar en riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares? La nutricionista Luisa Alzuru ofrece algunas luces

No todas las personas con sobrepeso tienen problemas de glicemia o de lípidos en la sangre. Tampoco todas las personas delgadas están exentas de tenerlos. Para la nutricionista Luisa Alzuru, es importante aclarar que el peso no solo representa la cantidad de grasa de la composición corporal: también cuentan los huesos, el agua y los músculos. “Por eso en la consulta nutricional determinamos cuánto de ese porcentaje se corresponde realmente a grasa. Cada persona tiene una composición corporal distinta, que también se evalúa según género, talla y edad”.

Tener unos kilos de más no significa tener el colesterol alto o los triglicéridos elevados por defecto. Alzuru señala que hay gente con sobrepeso que tiene esos valores dentro de la escala normal –a veces mejores incluso que los de una persona delgada– y que esto puede ser resultado de una buena selección de los nutrientes, aunque con fallas en el cálculo de las cantidades. “El aguacate, por ejemplo, es una grasa buena que ayuda a moderar el colesterol, pero si uno se come solo un aguacate entero en lugar de dos rebanadas y además no gasta esas calorías, se acumulan”.

A pesar de que los valores en sangre sean prudentes, la recomendación sigue siendo procurar un peso adecuado. “Cuando la circunferencia abdominal es mayor a los 84 centímetros en la mujer y a 94 en el hombre, de todos modos el sobrepeso se asocia con riesgos para la salud. Si esa persona no cambia sus hábitos, pudiese desarrollar resistencia a la insulina a largo plazo. La obesidad también se relaciona con procesos inflamatorios y radicales libres, que aumentan el riesgo de desarrollar cáncer”. De allí que, además de limitar el peso en grasa, es recomendable estimular con ejercicio la ganancia de masa muscular, pues el músculo continuamente estará quemando calorías. “Perder grasa pero también músculo por ser sedentarios no es lo ideal”.

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 ¿Y los flacos?

Es posible que alguien en un peso adecuado para su talla tenga desbalances de lípidos o glicemia sin saberlo. Algunos le llaman obesidad metabólica. “Uno diría que una persona delgada con valores alterados en sangre estaría en condiciones prácticamente más peligrosas que una con sobrepeso y valores normales, porque como siente que su peso es adecuado y que come lo que sea sin engordar mucho, puede desarrollar enfermedades cardiovasculares o hígado graso sin darse cuenta”, expone la experta.

En este caso, puede ser que el individuo tenga una predisposición genética a ser naturalmente delgado y que por eso se confíe al consumir comida chatarra o no entrenar nunca, bajo la creencia de que su metabolismo es una hoguera que se lo permite todo. Alzuru señala que hay factores que pueden escapar incluso a los cuidados en la nutrición o el ejercicio. Si esta persona, a pesar de ser delgada, tiene también una predisposición genética a producir exceso de colesterol, más allá de las mejoras en su dieta o de su actividad física pudiese necesitar tratamiento farmacológico.

     Por eso Alzuru sugiere revisar los niveles de lípidos y glicemia en sangre con cierta periodicidad. “En personas sanas puede ser anualmente, pero aquellas que tienen antecedentes propios o familiares de estos problemas deberían hacerse estos perfiles cada seis meses. Hay valores a los que se debe estar atentos: glicemia en ayunas sobre 100, colesterol total sobre 200 o el LDL sobre 130 y circunferencia por encima de 84 cm (mujer) o 94 cm (hombre), por ejemplo. Con cambios en la dieta y la actividad física a ver si producen mejoras suficientes, los exámenes se hacen cada tres meses”. Ante dudas sobre el correcto funcionamiento metabólico, es recomendable consultar a un médico.

CUIDADOS BÁSICOS

• Procurar una alimentación variada y en cantidades moderadas.

• Hacer por lo menos 150 minutos de ejercicio a la semana.

• Medir la circunferencia abdominal, sobre todo tras rachas de excesos importantes.

• Indagar sobre antecedentes familiares de problemas metabólicos.