La red vial del país no crece ni se mantiene en buen estado. No hay construcción de nuevas carreteras y la mayor parte de las existentes están exigiendo reasfaltado o por lo menos relleno de sus huecos. Además, los planes de vialidad permanecen engavetados por falta de gerencia y ahora de real.

Jóvito Valbuena Gómez*

En la zona panamericana y todo el sur del lago se evidencia el deterioro y el estancamiento vial, a pesar de ser zonas de alta producción agropecuaria con alto crecimiento demográfico urbano y rural. Los principales ejes viales inter-urbanos, los construidos desde mediados del siglo pasado cuando la zona reemplazó las vías férreas por carreteras, son los mismos. Los camellones de tierra, en sentido norte – sur desde la panamericana, son los mismos. Pero ahora sin granzón son, según expresión propia de los lugareños “un solo hueco” Por tanto el clamor de los ciudadanos y de los trabajadores del campo es un permanente  ¡ay ay ay! sin respuesta de los organismos oficiales.

Al crecimiento económico surlaguense lo afecta notablemente el retraso de los desplazamientos de transporte. No solo son los baches del pavimento “la huecamentazon” y los reductores de velocidad colocados arbitrariamente en cualquier sitio los que retrasan el transporte. Es la falta de una red vial cónsona con la red de asentamientos de población y con el potencial agrícola de la región. Para muchos pasa desapercibido la pérdida de tiempo y el desgaste de los vehículos de carga. Pero en términos económicos son altos costos de producción que por años conllevan al estancamiento del desarrollo regional. No obstante, las horas que perdían diariamente, por colas en el puente Chama, los miles de vehículos que circulan por la Panamericana, encontraron alivio con el distribuidor en el cruce vial El Vigia – Mérida. Pero El Vigia es solo una de las ciudades motoras de la economía regional; las otras localizadas en el espacio intermedio y extremos de la región surlaguense también requieren soluciones mediante programas integrales de vialidad. Reiteramos, el problema no es local, es regional.

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El plan de vialidad surlaguense debe ser una red y no la simple movilidad de transporte por ejes viales separados y distantes que van de la Panamericana hasta las poblaciones costeras, paralelos a los ríos que discurren de Sur – Norte, sin enlaces o cruces entre ellos. No puede ser sempiterno el aislamiento entre centros poblados ubicados muy cerca uno de otros, en la misma cota o curva de nivel Este – Oeste, porque no hay una carretera con puente que venza al rio. Por ejemplo, no existe un corredor que una los pueblos costeros y para ir de El Chivo a cualquier otro lugar de la zona platanera del municipio Obispo Ramos de Lora, se debe regresar o retomar a la Panamericana. Y localmente, las haciendas, fincas y haciendas, sufren del mismo mal. No se comunican entre sí por falta de una red que facilite intercomunicación para la carga, los negocios y la seguridad de todo tipo.

*Geógrafo – jvalbuena_2000@yahoo.com