Periodista, biógrafo de importantes figuras de la emancipación venezolana así como de ilustres venezolanos de diversos campos, Obtuvo numerosas distinciones y premios literarios, gracias a su prolífera actividad como escritor. Ejerció la docencia universitaria y como diplomático de carrera desempeño una dilatada labor, calificado como “hombre de una amplia cultura, muy brillante y muy honesto”
Periodista, biógrafo de importantes figuras de la emancipación venezolana así como de ilustres venezolanos de diversos campos, Obtuvo numerosas distinciones y premios literarios, gracias a su prolífera actividad como escritor. Ejerció la docencia universitaria y como diplomático de carrera desempeño una dilatada labor, calificado como “hombre de una amplia cultura, muy brillante y muy honesto”
Eudes José Blanco Prieto*
José Vicente Nucete Sardi, nació en Mérida el 04 de Agosto de 1897. Hijo de Diego Nucete Guerrero y de Josefina Sardi. Realizó sus estudios de educación media y universitaria en la ciudad de Mérida, en la universidad de Los Andes, graduándose en la especialidad de filosofía y letras en 1914. Posteriormente estudió en las universidades de Ginebra (Suiza) y Bruselas (Bélgica) y atendió cursos libres en la universidad de Columbia (Estados Unidos).
Realizó una fecunda labor periodística, iniciándose como redactor del diario El Universal entre 1922 y 1936, siendo además director de El Relator (1927), Director de la oficina Nacional de Prensa (1936 – 1937), Director de la Revista Nacional de Cultura (1940 – 1944), así como del semanario político-literario Diagonal. Colaborador de: El Nacional desde su fundación (1943), así como de su Papel Literario; de la revista Cultura Universitaria, de la revista Elite y de muchas otras publicaciones periódicas.
Obtuvo numerosas distinciones y premios literarios, gracias a su prolífera actividad como escritor; biógrafo de importantes figuras de la emancipación venezolana así como de ilustres venezolanos de diversos campos; hay que subrayar su aporte al estudio de la vida y obra de Bolívar donde se destacan los siguientes trabajos: La casa natal del Libertador; Navidades del Libertador (1954), El escritor y civilizador Simón Bolívar (1955), Huellas en América: Algunos corresponsales extranjeros del Libertador y publicaciones de su tiempo (1957).
Fue también el autor de la biografías de los próceres venezolanos incluidos en el Diccionario Biográfico de Venezuela, editado por Garrido, Mezquita y compañía (1953) y en la Enciclopedia Jackson (Buenos Aires, 1956), dentro de este campo sobresalen: Aventura y Tragedia de Don Francisco de Miranda (1950), Discurso en el homenaje al Generalísimo Francisco de Miranda por el Gobierno y el pueblo del Estado Guárico, en el 147º aniversario de su muerte (1963), el Discurso al ofrecer al gobierno y pueblo de Curazao la estatua del prócer de la independencia Manuel Carlos Piar, en nombre de Venezuela y José Antonio Páez, el héroe centauro (1968). Otras biografías significativas salidas de su pluma son: Cecilio Acosta y José Martí, Binomio de Espíritus; Andrés Eloy Blanco y Carmelo Fernández (1968)
Además de las biografías hay que destacar otras obras en la que el autor demuestra su rigor académico tanto en lo histórico como en el aspecto cultural, prueba de ello son las siguientes: Discurso de orden en la Universidad de los Andes sobre el sesquicentenario del nacimiento republicano y jurídico de Venezuela (1962); Aspecto del Movimiento Federal Venezolano; La Ciudad y sus Tiempos (1967); La campaña libertadora de 1819 (1969); Cuadernos de Indagación e Impolíticas; La Defensa de Caín; EL Hombre de Allá Lejos; Nieves, Gente y brumas; Notas sobre la pintura y escultura en Venezuela (1957).
Tradujo al castellano el quinto tomo de la edición del Ministerio de Educación (1942) de Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente, de Alejandro de Humboldt; El Bosquejo de Caracas de Robert Semple (1964) y varios textos originales sobre la expedición de Miranda de 1806. Como conferencista desempeñó una vasta obra divulgadora de la historia y de la literatura venezolana en New York, París, Bruselas, Buenos Aires, Río de Janeiro, La Habana, Tel-Avir, La Plata y Londres.
Ejerció la docencia universitaria y como diplomático de carrera desempeño una dilatada labor que se puede sintetizar en los siguientes cargos ejercidos: Secretario de la Delegación de Venezuela ante la Liga de las Naciones (1937 – 1938), Inspector General de Consulados (1937 – 1938), primer secretario de las legaciones de Venezuela en Alemania, Checoslovaquia, Polonia y Rumania (1938 – 1940), Embajador de Venezuela en la Unión Soviética (1.946), dos veces embajador en Cuba lo (1947 – 1948 y 1959 -1961), Embajador Acompañante del cardenal Quintero, Arzobispo de Caracas para la toma de posesión de su sede Cardenalicia (1961), embajador en Bélgica y Luxemburgo (1966 – 1967).
Entre los cargos académicos y culturales desempeñados hay que destacar: Secretario General y Vicepresidente del Ateneo de Caracas, durante varios períodos (1940 – 1967), Director de Cultura y Bellas Artes del Ministerio de Educación (1940 – 1944), Presidente de la Asociación de escritores Venezolanos (1944-1945); Individuo de número de la Academia Nacional de la Historia a partir del 04 de Agosto de 1946. Bibliotecario de la misma Academia (1947), Presidente del Comité de orígenes de la Emancipación del Instituto Panamericano de Geografía e Historia, con sede en México.
Su amor al arte lo lleva junto a un grupo de de coleccionistas privados a crear la Asociación Venezolana Amigos del Arte Colonial el 28 de Octubre de 1942, cuyo propósito era el preservar y compartir su devoción hacia este período histórico y artístico en Venezuela. Sus miembros fundadores además de José Nucete Sardi, fueron el Dr. Alfredo Machado Hernández, Cristóbal L. Mendoza, Arturo Uslar Pietri, Rafael Lovera, Carlos Manuel Möller, Eduardo Páez-Pumar, Eugenio Zuloaga, Manuel Santaella y Lope Tejera, esta asociación impulsa posteriormente la creación del Museo de Arte Colonial.
En el campo político, ocupa un rol protagónico en la caída de la dictadura perejimenista, según reseña del escritor Oscar Guaramato (2001) “Don José Nucete Sardi, el querido académico, trajo una nota de referencia histórica de la Sociedad Patriótica animada por Simón Bolívar y Francisco de Miranda. Esto tiene similitudes con los junteros patriotas que dan esta batalla. Debemos hacerla llegar a ellos. Creo que fue el último volante que lanzó a la calle nuestra Junta Patriótica” Pero su participación en este acontecimiento fue mucho más abierta de ahí que destaque dentro del grupo de profesionales e intelectuales (encabezados por su coterráneo Mariano Picón Salas), que suscribieron un documento conocido como el “manifiesto de los intelectuales” fraguado en el diario El Nacional el 07 de noviembre de 1957, que más tarde se editó y fue reproducido en multígrafos, distribuido clandestinamente (12 de Enero), y finalmente publicado en el referido periódico el día 19 de Enero. En su actividad política desempeña el cargo de gobernador del estado Mérida (1964-1965).
Muere en Caracas el 12 de Noviembre de 1972. Una referencia significativa sobre este merideño es la que hace Jesús Maria Cachut, (quien fue el preso más joven de la dictadura de Pérez Jiménez), y quien se desempeño como el secretario privado de su gestión como gobernador del estado Mérida, al afirmar: “Tengo extraordinarios recuerdos de don José Nucete Sardi. De él aprendí mucho. Era un hombre de una amplia cultura, muy brillante y muy honesto”.
El nombre de José Nucete Sardi, en el municipio Alberto Adriani lo ostenta la parroquia cuya capital es la población de Los Naranjos, comunidad que esta ubicada en la Línea Limítrofe entre los Estados Mérida y Zulia. Limita esta parroquia por el Norte con la parroquia Francisco Javier Pulgar del estado Zulia, por el Sur con las parroquias Pulido Méndez y Héctor Amable Mora del municipio Alberto Adriani; por el Este con la parroquia Héctor Amable Mora y por el Oeste con la parroquia presidente Betancourt del municipio Alberto Adriani.
El árbol de Tamarindo, considerado el primer símbolo histórico-natural de la ciudad de El Vigía, el cual estuvo ubicado en lo que es el epicentro de esta joven urbe y tuvo un extraordinario valor en la construcción de la identidad del municipio Alberto Adriani.