Hoy al evocar la memoria y la reescritura de la obra del poeta Antonio Pinto Salinas, podemos recorrer los caminos que conducen a sus raíces en Santa Cruz de Mora aparece recostado a las paredes abismales de los andes y su estrecho valle cruzado por el río Mocoties, que fluye desde Zarzales y confluye con el río Chama.

j. g. guerrero lobo*

El Mocotíes, divide a  sus habitantes en dos Puerto Rico y el pueblo, más la quebrada de Mejías, allí llega a la vida  Antonio Pinto Salinas, un 6 de enero de 1915,  sus padres, Leonidas Pinto Molina, uno de los hijo del fundador del pueblo y Mary Salinas de Pinto, en Cumbre de Pinto, al paso del tiempo Hacienda la Argentina en la aldea El Portón, quizás hay algo de nostalgia y  melancolía, bajo los frondosos cafetos, que lo vieron retozar y crecer en su niñez, aunado a la siembra del café desde los viveros, ver crecer el arbusto y la faena de la recogida, asoleado, trillado, secado, ensacado y la atrevida conversa con la peonada, que lo embarga todo el tiempo.

Estos bucólicos paisajes inspiraron al poeta: El bíblico grano que sembró mi mano /  aquel claro día, /  ya vibra en la dermis  / de mi sementera. /  Ya tiene tu flanco, / blanco amada mía, /  el gesto fecundo de la primavera.

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La tierra fue fértil y buena, / fue el grano mejor; /  la siembra fue de gracia plena, / fiel al sembrador.

Y como en el fruto  del árbol sagrado / hay proximidades de madurecer, / blanca amada mía, / tiene en sus ojos / de mirada penado / la melancolía del atardecer.

En el  reflejo el niño y su infancia en lo cotidianidad de la vida campesina, su olor a café se cuela intrépido por toda la casa. La florescencia de la primavera y la monarquía de los bueyes en el surco y podría pensarse que esta proyección hacia el misterio de poseer raíces religiosas o cuando menos ligera proyección, la constante de la mujer amada, y la melancolía del atardecer.

Torbellino de luna entre sus venas /  cisne en el aire estrellas removiendo, / las alas de los pájaros cayendo / y cayendo la miel de tus colmenas.

La bóveda celestial con sus estrellas en movimiento, el trinar de los pájaros en alborozo  tomando la miel en las colmenas de abejas, en si la naturaleza en movimiento.

De familia campesinos quienes con sacrificio logrado adquirir una finca cafetera llamada «Cumbre de Pinto». Al terminar su educación básica, Antonio cursó estudios por dos años en el Seminario Diocesano de Mérida, para continuar su formación como Bachiller en Filosofía en Caracas, Pamplona, Colombia, y los regentes del Seminario de Mérida, lo seleccionaron para continuar estudios de teología en  el colegio Pío Latino de Roma.

Al llegar a Caracas decide continuar  sus estudios académicos y la sensibilidad, atizada por las duras condiciones de vida en la Venezuela rural de la época. Y en un acto de contrición ahorcar los hábitos y salir a la palestra publica   Corría el  año  1935 cuando muere el dictador-Presidente Juan Vicente Gómez en Maracay, todo con este panorama  y aupado por los coterráneos de su generación, Antonio se afilia a la juventud deseosa de libertad y democracia, entre 1939 y 1940 se incorpora al Partido Democrático Nacional, movimiento que evolucionó para transformarse en el partido Acción Democrática (AD) donde se consolidó como político a la par de su desempeño como líder popular, poeta-periodista y estudiante de economía en la Universidad Central de Venezuela (UCV).

El cuerpo siniestro de la guerra / Lanza sus clarines estertóreas /  y toca la diana espantosa de los muertos. /  Sobre la corteza morena de la tierra / y por vientre inflamado del cielo / grita la metralla sus partos macabros /  Y brama el cañón de canto negro.

El globo es un brasero inmenso / hacia el firmamento en llamas…/ Porque hay hombres tenebrosos y funestos / -corazón de piedra en el pecho y en la pupila del fulgor del rayo que horroriza y que mata-.

A la tierra, se suma también los símbolos naturales que describen el destino, los presagios  y mágico de las aves que anuncian la lucha, la vida y la muerte: una gran ave negra vuelo de la tierra a la bóveda celestial y con sus alas  encendidas por  los caniculares del llano, la cárcel era para él prueba, había medido con ella varias veces y en condiciones peores. Cuando imperaba en Venezuela la dictadura militar del General Marcos Pérez Jiménez, repugnante figura caudillejo  rapaz  y cruel, y su brazo represivo la Seguridad Nacional, la policía política de aquel régimen de arbitrariedades, sus miembros torturadores bestiales, un delatado infiltrado Gustavo Mascareño en las filas de la organización política vende cual Judas a  Antonio Pinto Salinas,  capturado el 10 de junio de 1953 por efectivos de la Seguridad Nacional en el estado Guárico. El jefe de la comisión Isidro Marrero Méndez, ya había recibido instrucciones desde Caracas  y aquella madrugada a la 1:30 a.m. del día 11 de junio de 1953, en la carretera a los llanos en la localidad llamada la Cueva del Tigre, cerca de San Juan de los Morros, salen  del vehiculo hacia los arbustos al margen de la carretera  le descargaron una ráfaga de ametralladora a Pinto Salinas. Braulio Barreto según instrucciones de Pedro Estrada:, quien les había instruido que le dispara en la pierna para simular un enfrentamiento con los detenidos al supuestamente intentar escapar. Así ajustician vilmente al poeta, al militante, y el luchador social.

La sangre caliente del poeta que mojó la yerba seca del llano ha inundado toda le geografía nacional, y hoy  lo encontramos como semilla del cafeto florido de Santa Cruz de Mora, en barrios, plazas, escuelas, liceos, como las flores prestan su belleza a los hombres y los instrumentos legendarios, que simbolizan la música del campo y el trinar de los pájaros.

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*escritor –  jgglobo@gmail.com