El presbítero Hermógenes Yebra, fue un español que se consustanció con la tierra merideña la cual amó con pasión: Tucani, Nueva Bolivia, Canagua, Timotes, Ejido y El Vigía, fueron testigos de esa loable dedicación al progreso religioso y al bienestar social. Su mejor y mayor aporte la Iglesia – Catedral de El Vigía, donde premonitoriamente dejo un templo para que fuera sede diez años después de la Diócesis El Vigía – San Carlos del Zulia.

Eudes J. Blanco P.*

El presbítero Hermógenes Yebra Fernández, nació el 13 de noviembre de 1929, en Carrecedelo, localidad de España, ubicada en la comarca de El Bierzo, privincia de León, comunidad autonoma de Castilla y León en el hogar del matrimonio de Francisco Yebra y Aquilina Fernández.

En un hogar  profundamente católico y  de compromiso eclesiástico en donde un tío materno, Gonzalo Fernández, pertenecía a la orden de los dominicos y una hermana Vicentina Yebras, es religiosa, no sorprende que sienta el llamado a la vida sacerdotal, ingresando al Seminario que tenían los Padres Paúles, cerca de su pueblo, en Villafranca del Bierzo.

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Su presencia en Venezuela, se debe a que su tío Gonzalo Fernández, quien ejercía el sacerdocio en la población de Barinitas, le sugiere que continúe su formación sacerdotal en nuestro país, incardinándose en la arquidiócesis de Mérida. Desde el Seminario emeritense se consustanció con la tierra merideña, la cual “…amó entrañablemente y le sirvió con pasión y dedicación”, según palabras del cardenal Baltasar Porras Cardozo.

La teología la cursó en el Seminario Interdiocesano de Caracas y fue ordenado sacerdote el 26 de julio de 1964, en la catedral de Mérida por el Arzobispo Acacio Chacón Guerra. Su primer destino fue el de Vicario Cooperador de San Miguel del Llano en la ciudad de Mérida.

Posteriormente sale del confort de la capital merideña e inicia un recorrido por el interior del estado Mérida, que al analizarse en su proyección en el tiempo debe ser calificada de exitosa y de aportes incalculables. Este recorrido lo inicia fundando las parroquias de Tucani y Nueva Bolivia, pequeñas poblaciones que surgen a raíz de la puesta en funcionamiento de la carretera panamericana a mediados de la década de los cincuenta del pasado siglo.

En el año 1967, fue nombrado párroco de Canaguá, allí permaneció seis años; de su gestión se recuerda el haber mejorado su templo parroquial y construido la iglesia de Chacantá, pero su labor trascendió más allá de los espacios religiosos promoviendo y logrando su electrificación, mejoras en la carretera troncal que la unía a Mérida, inicio de la variante Estanques-Las Nieves e inicio de la vía a Guaimaral.

Se convirtió en líder de la comunidad, por ello, que no sorprenda que haya presidido la Junta Centenaria de la Fundación de Canagua (1972), la cual aprovecho para dar a conocer a las autoridades regionales y nacionales el abandono de aquella zona y logró que al pueblo centenario la visitará por primera vez un presidente de la república, Rafael Caldera, quien por cierto en su reconocimiento a su labor, le otorgó la Orden del Libertador.

En el año 1973 es trasladado a la iglesia de Timotes, actualmente basílica menor de Santa Lucia, en donde permanece también por seis años y es asignado para Ejido en 1979 a la iglesia de Montalbán, en donde solo estuvo un año.

Un templo para una catedral

El 06 de marzo de 1980, el padre Yebra Fernández, toma posesión de la parroquia eclesiástica  de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de El Vigía. El templo era un poco más que una capilla, construida por el padre José Ignacio Olivares, entre 1957 y 1959, la cual para el momento desentonaba con el crecimiento y desarrollo de la ciudad.

Por ello, el padre Yebras, se traza como principal tarea, la reconstrucción del templo y un poco más del año de su llegada, el 24 de septiembre de 1981, coloca en compañía del arzobispo Miguel Antonio Salas, el ingeniero Oscar A. Lujano, el arquitecto Claudio Corredor Müller, el doctor Adán Muñoz Callejas y los  sacerdotes: Esio Rojo Paredes, Efrén Barros Páez, Ricardo Murillo Bueno y Alejandro Nafria, la primera piedra de su reconstrucción, viéndose los frutos de esta labor, el 28 de enero de 1984, cuando se realiza el acto de inauguración de la reconstrucción.

Esta reconstrucción se hizo no solo con los aportes establecidos en los acuerdos con los organismos gubernamentales, sino que el Padre Yebra mostrando su liderazgo, desarrollo una intensa actividad con la feligresía y las comunidades para recabar recursos monetarios y materiales, a través de la labor del Consejo Parroquial y los representantes de los barrios.

Logrado su objetivo y debido a que se le detectó un cancer, fue trasladado de El Vigía, de nuevo a la parroquia de Montalbán en Ejido el 10 de mayo de 1985, y de ahí por razones de salud retorna a la provincia de León en España, al curato de  Carucedo en la diócesis de Astorga. Sus últimos días transcurren en Ponferrada, añorando la tierra emeritense, donde fallece el 24 de agosto de 2010.

Historiadoreudesblanc@gmail.com