Capriles criticó el hecho que se haya decretado que eñ 50% de la producción agroindustrial de Venezuela sea destinada a los Clap, es politizar aún más el tema de los alimentos, ya que, afirmó, sólo el 12% de los venezolanos logra obtener las bolsas de comida.
El gobernador de Miranda, Henrique Capriles, publicó en su página web un artículo titulado “Basta de Mentiras”, donde aseguró que con cada anuncio oficial, el gobierno aleja a los venezolanos de una vida tranquila.
Capriles criticó el hecho que se haya decretado que eñ 50% de la producción agroindustrial de Venezuela sea destinada a los Clap, es politizar aún más el tema de los alimentos, ya que, afirmó, sólo el 12% de los venezolanos logra obtener las bolsas de comida.
El dirigente de Primero Justicia recordó que a partir del año 2006, el gobierno intervino y expropió casi 4 millones de hectáreas de fincas y unidades productivas. Sin embargo, la mayor parte fueron abandonadas y la producción empezó a cubrirse con importaciones. Aprovechando la bonanza petrolera, el gobierno comenzó a intervenir y expropiar empresas en la industria agroalimentaria.
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El texto critica que a través de la política cambiaria, haya comenzado lo que llamó “un negocio sumamente lucrativo para un grupo de enchufados”. Problema que se evidenció en 2010, cuando se descubrió la existencia de miles de contenedores, en distintas partes del país, con alimentos descompuestos.
Para Capriles, la expropiación de Hipermercados Éxito y la creación de los Abastos Bicentenario fue otro escándalo de despilfarro y corrupción.
Respecto a las acciones de la MUD, recordó que el 12 de octubre estarán activados 1356 puntos en todo el país como preparación para la recolección del 20% y afirmó que el día 28 “abriremos una nueva etapa en esta lucha para exigir la materialización del Referendo Revocatorio antes que finalice el año”.
A continuación, el texto íntegro:
Vivir tranquilos es el deseo de todos los venezolanos, pero estamos lejos de esto, y cada vez que el gobierno hace un anuncio nos alejamos más de ese sueño.
Una semana más, y un anuncio más por el cual preocuparse. Esta vez, la nueva medida comunicada por el gobierno implicará más escasez. Con los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (Clap) solo se ha repartido escasez y corrupción, es otra de las grandes estafas del gobierno. Y pretender ahora que 50% de la producción agroindustrial de Venezuela sea destinada a los Clap, es politizar aún más el tema de los alimentos.
Sólo el 12% de los venezolanos logra obtener las bolsas de los Clap. Es decir que la inmensa mayoría del pueblo no se ha beneficiado con esa distribución de alimentos. En promedio, las bolsas llegan cada tres meses, lo que hace sumamente grave que pretendan que la poca comida que existe en el país se le deba entregar al Psuv. Y de más está decir que la nueva acción de Maduro es inconstitucional.
Este es un gobierno que cada vez que algo no le funciona trata de hacerlo a la fuerza, presionando a los privados y perjudicando al pueblo. Así que, ¡basta de mentiras!
Vale la pena hacer memoria de todos estos ensayos y errores que nos han conducido a esta crítica situación con los alimentos y por la cual nuestro pueblo enfrenta una epidemia de hambre. Resulta ser que a partir del año 2006, el gobierno intervino y expropió casi 4 millones de hectáreas de fincas y unidades productivas. La mayor parte de estas estructuras terminó siendo abandonada por quienes terminaron siendo sus beneficiarios y esto dio origen a la caída en la producción nacional, la cual empezó a cubrirse con importaciones.
Los productores agrícolas que sobrevivieron a esta acción del gobierno fueron obligados paulatinamente a vender sus cosechas al Estado. Aprovechando la bonanza petrolera, el gobierno comenzó a intervenir y expropiar empresas en la industria agroalimentaria.
Paralelamente, a través de la política cambiaria, lograron un abaratamiento de las importaciones de alimentos. Se establecieron acuerdos de preferencia, sin aranceles, y a una tasa de cambio preferencial con distintos países. Fue así como comenzó un negocio sumamente lucrativo para un grupo de enchufados, que aprovechó la coyuntura para sacar grandes beneficios.
El guiso de las importaciones de alimentos quedó en evidencia en 2010, cuando se descubrió la existencia de miles de contenedores, en distintas partes del país, con alimentos descompuestos. Nada menos que 120.000 toneladas de comida fueron importadas por la red pública de alimentos PDVAL sin posibilidades de ser despachadas. Lo que dejó en evidencia la incapacidad del gobierno para distribuir los alimentos o el poco interés de hacerlo, que en cualquiera de los dos casos es grave.
Otro ensayo y error del gobierno fue la compra de la cadena de hipermercados Éxito, a través de la cual se distribuyeron al detal alimentos importados por el Estado y empaquetados por las empresas expropiadas. El experimento llamado Abastos Bicentenario terminó siendo otro escándalo de despilfarro y corrupción.
Las empresas procesadoras de alimentos expropiadas por el Estado han resultado otro desastre, aunque el gobierno se quedó con la mayor parte de la capacidad instalada, esto no ha cubierto la demanda interna. Concretamente, con el caso del azúcar, el Estado es propietario de 10 de los 16 centrales del país (62,5% de las centrales), pero estos producen sólo 22% del azúcar procesado en el país. La producción de caña de azúcar es hoy apenas dos tercios de lo que era 10 años atrás.
La destrucción de nuestra capacidad de producir como país se evidencia en las calles y obviamente en las cifras. Por ejemplo, entre 2011 y 2014, el valor bruto de la producción de alimentos por habitante en Venezuela cayó 22%, pero lejos de corregir las políticas erradas, el gobierno de Maduro ha intensificado su acoso contra las empresas agroalimentarias privadas, intentando hacerlas ver como responsables de una guerra económica, que solo existe en el discurso del gobierno, ya que nuestro pueblo no se cree esa mentira.
Venezuela no ha tocado fondo, nosotros debemos detener esta caída hacia al abismo y la solución es el Revocatorio. La solución a la crisis pasa por recuperar la superficie agrícola y promover las fuerzas productivas del sector de alimentos, pero para lograr eso, debemos conseguir el cambio político. Revocatorio significa cambiar un modelo que ha destruido nuestra economía y nos tiene pasando hambre, y a un gobierno que ahora quiere hacernos creer que la economía es su prioridad.
Para dejar de ser el país de las dificultades y convertirnos en el de las oportunidades hay que cambiar el gobierno. Debemos poner todo nuestro empeño en el próximo paso de la consulta refrendaria, que es la recolección del 20% de manifestaciones de voluntad que se desarrollará los días 26, 27 y 28 de octubre. Sabemos que las señoras del CNE y sus jefes no quieren Revocatorio y contra eso tenemos que luchar todos los días sin descanso.
Por allí anda corriendo un rumor que nos debe tener a todos muy atentos: la Sala Constitucional del TSJ estaría preparando una sentencia para impedir el Revocatorio. Eso lo hemos alertado a la comunidad internacional, porque si eso pasa, Venezuela se colocaría en un camino más incierto y más peligroso, debido a que se cerraría la única ventana democrática hacia el cambio que el 80% del país desea.
Por lo pronto, la próxima acción de organización que tenemos es la movilización del 12 de octubre. Ese día estarán activados 1356 puntos en todo el país. Será una jornada para sumar un inmenso voluntariado nacional, porque para esa etapa necesitamos organización, que incluye logística y movilización. Todo el que quiera trabajar será bienvenido. Nos toca a todos echar el resto por nuestra Venezuela.
El 28 de octubre en la noche abriremos una nueva etapa en esta lucha para exigir la materialización del Referendo Revocatorio antes que finalice el año. Esta lucha no puede tener día de descanso, porque lo que está en juego es el futuro de nuestra Venezuela.
No perdamos el norte, mantengamos fijo el objetivo porque cada vez estamos más cerca de derrotar democráticamente a un gobierno que no se comporta como demócrata ¡Qué Dios bendiga a nuestra Venezuela.