Cambio de clima y actitud
Pongámonos bien al tanto del comportamiento climático para prever cuándo y cómo sembrar. Diversifiquemos el uso de la tierra, cuidemos las fuentes, y utilicemos racionalmente el agua de consumo y de riego agrícola.
Pongámonos bien al tanto del comportamiento climático para prever cuándo y cómo sembrar. Diversifiquemos el uso de la tierra, cuidemos las fuentes, y utilicemos racionalmente el agua de consumo y de riego agrícola.
Pongámonos bien al tanto del comportamiento climático para prever cuándo y cómo sembrar. Diversifiquemos el uso de la tierra, cuidemos las fuentes, y utilicemos racionalmente el agua de consumo y de riego agrícola.
Jóvito Valbuena Gómez*
Volvieron las lluvias de octubre. Ojalá perduren para felicidad del campo. Lo decimos porque el cambio climático global no permite ahora, igual a como antes se hacía, planificar con seguridad la siembra agrícola. En la región andina, los meses de mayo y octubre eran los más lluviosos; por tanto, el agricultor se acostumbró a preparar y sembrar los terrenos con anterioridad para que la cosecha no sufriera por falta de riego natural.
En el sur del lago la regularidad de las lluvias durante todo el año aseguraba la abundante producción de leche, carne y plátano, al menos que eventuales crecidas de ríos y esporádicos vientos huracanados arrasaran potreros y sembradíos.
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Pero la irregularidad climática nos ha cambiado los tiempos de siembra, cosecha y felicidad en todas las regiones. Por estos lados, tuvimos nueve años lluviosos (2003 -2012). Inundaciones por doquier con destrucción de la vialidad nos mantuvieron en alerta. Ahora llevamos tres años de sequía y los meteorólogos pronostican su continuidad. La falta de agua agota los pastos, limita el crecimiento y desarrollo de los cultivos, impide la floración efectiva en los frutales y en consecuencia producción y beneficios económicos son desalentadores.
Entonces ¿Qué hacer? Pues adaptarse al cambio climático. ¿Cómo hacerlo? Pues cambiando de actitud. Dado que la agricultura depende enteramente del clima, hay que saber cuáles son las técnicas agrícolas que se deben aplicar para paliar o atenuar las inclemencias del tiempo por exceso de lluvia o por extrema sequía. Hay que adaptarse a los cambios climáticos. Por otra parte, dado que la actitud y el ánimo de las personas dependen de la voluntad y deseo para hacer las cosas, debemos ser positivos y capaces a la hora de enfrentar las inclemencias del tiempo. No podemos sentarnos a llorar, sino a estudiar y aprender el cómo superar las dificultades del mal tiempo. Los científicos climatólogos, los agrónomos, los ambientalistas andan en esa actitud. Previendo el comportamiento del clima a largo plazo, ideando nuevas técnicas agrícolas y orientando sobre conservación y sustentabilidad de los recursos naturales.
Pero, mientras las investigaciones evidencien los resultados esperados, nosotros los agricultores debemos ser tan conscientes y sabios como ellos. Pongámonos bien al tanto del comportamiento climático para prever cuándo y cómo sembrar. Si acabamos los bosques, sembremos nuevos árboles, café, cacao, más frutales y tengamos potreros bajo sombra. Diversifiquemos el uso de la tierra de nuestras fincas; hagamos lo mismo que hacen en las granjas integrales. Cuidemos las fuentes, mantengamos los humedales que nos quedan, no los drenemos, utilicemos racionalmente el agua de consumo y de riego agrícola. En otras palabras sembremos agua. Aprovechemos los residuos agrícolas y fomentemos el uso de abonos naturales, etc.
* Geógrafo – jvalbuena_2000@yahoo.com
ZEA TIERRA DE HORIZONTES