La autopista panamericana es todavía un deseo inalcanzable. Simplemente porque el país está en recesión económica y el gasto público no contempla las necesidades de infraestructura vial. Sin embargo, no por ello, los vigíenses, con la solidaridad de todo el eje panamericano, deben mantener vivo su deseo y, sobre todo, el reclamo de ver construida la autopista que garantice el desarrollo regional
Jóvito Valbuena Gómez*
Los planes viales venezolanos se idearon desde que Alberto Adriani formó parte de la Comisión que elaboró el Programa de Febrero de 1936 para desarrollar el país y por supuesto intercomunicarlo regionalmente mediante carreteras nacionales y troncales. Después todos los gobiernos han propuesto sus respectivos planes pero el avance de su ejecución ha sido lento e incompleto. Por tanto, hoy día para ir de una región a otra no siempre se cuenta con carreteras en buen estado y menos con autopistas completamente terminadas.
La región andina es un buen ejemplo de lo que decimos. Tiene cuatro carretas nacionales: la transandina, la panamericana, los llanos y la vía a Maracaibo por La Fría – Machiques. Pero San Cristóbal que es la capital metropolitana con eje fronterizo hacia Colombia, y en la cual se enlazan esas cuatro vías, se considera una ciudad aislada y truncada en su progreso económico, pues ninguna carretera satisface sus requerimientos de carga, intensidad y fluidez de tránsito.
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En las ciudades intermedias obviamente ocurre lo mismo y la situación se agrava cada vez más porque no se cumple con el mantenimiento de las carreteras existentes ni tampoco se terminan de construir las autopistas que desde hace décadas se iniciaron acompañadas de proyectos complementarios para la intensificación del uso de la tierra, ampliación de la red de comunicaciones e industrialización regional.
En este marco de ineficacia se inscribe la carreta panamericana, desde Agua Viva hasta san Cristóbal. Mientras tanto, el nacimiento de nuevos asentamientos de población, el crecimiento de los ya formados a lo largo de ella y el aumento del número de vehículos de pasajeros y carga en circulación, saturan cada vez más la capacidad de la vía. Sabana de Mendoza, Nueva Bolivia – Caja Seca, Tucaní, El Vigía, Coloncito, La Fría y Colón, constituidas en las principales ciudades de servicios, comercio e industrias del eje vial panamericano, evidencian con mayor énfasis los problemas dichos. ¿Cuánto tiempo y tamaño de progreso se ha perdido? Sin mucho cálculo ni medida, cualquiera se da cuenta del retraso de la zona panamericana por no tener una vía acorde con las necesidades.
La solución ha sido contemplada por los planes de vialidad nacional fallidos; por tanto, la autopista panamericana es todavía un deseo inalcanzable. Simplemente porque el país está en recesión económica y el gasto público no contempla las necesidades de infraestructura vial. Sin embargo, no por ello, los vigíenses, con la solidaridad de todo el eje panamericano, pensando mancomunadamente con miras al progreso y desarrollo regional andino y surlaguense, deben mantener vivo su deseo y, sobre todo, el reclamo de ver construida la autopista que garantice el desarrollo regional.
* Geógrafo – jvalbuena_2000@yahoo.com