Miles de migrantes venezolanos a lo largo de latinoamérica y el mundo empiezan a recordar para estas fechas, con añoranza y anhelo, las tradiciones y costumbres que hasta hace no muchos años, se celebraban en cualquier familia del país para honrar la Navidad. No obstante, 2018 se ha convertido en una excepción a la regla, […]

Miles de migrantes venezolanos a lo largo de latinoamérica y el mundo empiezan a recordar para estas fechas, con añoranza y anhelo, las tradiciones y costumbres que hasta hace no muchos años, se celebraban en cualquier familia del país para honrar la Navidad. No obstante, 2018 se ha convertido en una excepción a la regla, tanto para quienes se han visto en la necesidad de migrar, como para los que han decidido quedarse, pues la crisis económica que vive el país mantiene “apagado” cualquier intento de festejo.

Yordano Arciniegas, un venezolano de 28 años quien se desempeñaba como periodista, salió de Venezuela por carretera hasta Perú el 4 de diciembre del año 2017 en busca de una mejor calidad de vida, sin embargo, ahora lejos de su familia, no puede dejar de pensar en todo lo que dejo atrás.

¿Cuándo Regresaré a Venezuela? Me hago esa pregunta frecuentemente, porque no sé cuándo vuelva, tal vez en unos años. Lo que sí estoy seguro es que cuando ese día se dé, voy a las playas de Morrocoy a juro, extraño mis playas”, expresó a El Cooperante.

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El joven venezolano asegura extrañar las navidades de su pueblo natal, en donde se sentía rodeado por su familia, en el especial por su madre, a quien espera pronto llevarse a Ecuador.

“Todo diciembre en Venezuela se respiraba y sentía felicidad (…) Este año la pasaré con un grupo de venezolanos con los que comparto vivienda porque una de las cosas más difíciles fuera del país es estabilizarse solo, y por lo tanto la manera más fácil de ahorrar dinero es vivir acompañado (…) cuando emigras, diciembre se convierte en días cualquiera”, resaltó con tristeza.

Alejandro Urea, un hombre de 33 años que decidió salir de Venezuela en agosto de este año, no deja de soñar con los abrazos de su madre e hijos.

“Cuando pienso que no la pasaré con mis familiares me siento nostálgico porque estar lejos en un país diferente, donde hay otras culturas, es muy difícil”, señaló.

Ambos ya han probado su primera hallaca, sin embargo, coinciden en la tristeza al pensar que en su país, muchos hogares no contarán con la misma dicha. “Ahora mismo se me viene a la mente del plato navideño, ¿mi familia va a poder comerlo? Se me pone el corazón chiquito, porque sé que en Venezuela, no todos tendrán su cena”, comentó Arciniegas.

Ninguna de los dos espera volver a Venezuela mientras se mantenga el actual Gobierno , ya que ambos insisten en que la crisis es muy dura y cada día se pone peor.

“Es muy difícil querer reencontrarse con su familia y no poder hacerlo. Lamentablemente, este Gobierno ha separado a muchos, y para poder tener un futuro mejor y poder ayudarlos con sus necesidades, tomamos esta difícil decisión. Pero, no pienso regresar“, sentenció Urea.

Unos 5.000 venezolanos dejan diariamente su país, siendo el mes de agosto el mes de mayor éxodo registrando un máximo de 13.000.

Eduardo Stein, representante especial conjunto de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) dijo en días pasados que la región tuvo que responder a una emergencia en algunas áreas.

“Fue casi similar a un enorme terremoto. De hecho, estamos enfrentando un terremoto humanitario”, expresó.