“Más del 60 % de los representantes de los hogares están dejando de comer o están acostándose con hambre para rendir los alimentos porque no había suficiente dinero para la compra“, dijo la experta que acaba de presentar los resultados de 2017 de la Encuesta sobre Condiciones de Vida en el país (Encovi).
(Caracas, Venezuela. EFE).- La crisis económica y social que vive Venezuela pega duro en el estómago, en el 80 % de los hogares no se come de forma adecuada y más de la mitad de los padres del país prescinde de comidas para alimentar a sus hijos, dijo en entrevista con Efe la médico especialista en nutrición Marianella Herrera.
“Más del 60 % de los representantes de los hogares están dejando de comer o están acostándose con hambre para rendir los alimentos porque no había suficiente dinero para la compra“, dijo la experta que acaba de presentar los resultados de 2017 de la Encuesta sobre Condiciones de Vida en el país (Encovi).
La médico forma parte del equipo de expertos de las tres principales universidades de Venezuela que desarrolló esta encuesta que se realiza cada año desde 2014 en la que fueron consultados adultos de 6.168 hogares de todo el país.
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Herrera explicó a Efe que en el marco de la Encovi se hicieron preguntas de “seguridad alimentaria” entre las que se consulta a los padres si se han saltado comidas para que otros miembros de la casa puedan alimentarse, a lo que 70 % respondió de forma afirmativa.
Este dato surge en el marco de la Encovi, pero la médico, que además forma parte de la directiva de la Fundación Bengoa, especializada en nutrición, dice que en visitas recientes a hogares y escuelas, los padres o representantes revelan lo que hacen para rendir los alimentos.
“La gente nos comenta: ‘Es que dejé de comer yo para que mis hijos coman’, o ‘tengo que ir turnando, hoy come el mayor, mañana el niño del medio y el chiquito pasado mañana'”, narró.
Señala que la dieta de la gran mayoría de los venezolanos es de “sobrevivencia, monótona, poco balanceada” pues está basada solo en calorías “para satisfacer el apetito y sobrevivir”, dice y agrega que “los micronutrientes no están presentes” y que el hierro prácticamente no existe por lo que es también una dieta “anémica”.
“En el 2014 todavía nosotros encontrábamos entre los primeros cinco lugares (de alimentos que compraba el venezolano), no eran los primeros tres, pero si cuarto y quinto dependiendo del estrato socio económico, encontrábamos proteínas de origen animal, eso se perdió y se ha ido perdiendo aún más”, dijo.
Destaca como un “drama” el hecho de que la harina de maíz precocida que se fabricaba en Venezuela ha sido “destronada” de lugar como el primer alimento “en la intención de compra del venezolano” pues este producto está enriquecido con hierro, vitamina A y B.
Esta harina precocida venezolana de excelente calidad ha desaparecido de los anaqueles y conseguir un kilo del producto es casi una rareza en el país. Ahora la que llega a los hogares es de una marca importada que se vende en la caja de alimentos que otorga el Gobierno a precios subsidiados y que no está enriquecida.
“Hemos perdido el consumo de proteínas de origen animal, que son carne, pollo, huevos que tienen un contenido de hierro que nos aportaba y un contenido de zinc”, dijo y agregó que también se ha perdido el consumo de hortalizas y se ha favorecido la ingesta de tubérculos.
Herrera indica que en la lista de los principales productos que consume el venezolano se observa que “el primero es el arroz, el segundo harina de maíz precocida, tercero panes y pastas, cuarto tubérculos, quinto grasas, solamente después de las grasas viene el queso”.
“El pescado la gente ni lo menciona”, dice.
Los especialistas de Encovi analizaron a la población consultada según la distribución de sus ingresos y observaron, dice Herrera, “una pérdida de 10 kilos de peso en promedio, es decir, todos los estratos socio económicos del país están siendo afectados, incluso los más altos”.
Asimismo resalta que en 2014, cuando se empezó a aplicar esta encuesta, los consultados podían ser discriminados por estrato socio económico “y a partir de 2015 ya esto no fue posible” y solo se pudo hacer una “distinción de pobres y no pobres” lo que revela “cuán rápido ha sido el deterioro”.
Bajo este contexto, la clase media “tiene una tendencia a la desaparición y además, con una velocidad importante”.