La noche quedó atrás, nos cuenta la historia que define al siglo XX, con el ascenso del comunismo y del nazismo, a través de las memorias de un hombre que vivió diez vidas en una Jan Valtin, seudónimo de Richard Julius Hermann Krebs (17 de diciembre de 1905 – 01 de enero de 1951),

j. g. guerrero lobo*

 

 

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La noche quedó atrás, nos cuenta la historia que define al siglo XX, con el ascenso del comunismo y del nazismo, a través de las memorias de un hombre que vivió diez vidas en una Jan Valtin,  seudónimo de Richard Julius Hermann Krebs (17 de diciembre de 1905 – 01 de enero de 1951), disciplinado revolucionario marxista que llegó a ser agente clandestino (espía), al servicio de los soviéticos en la Alemania de Hitler, narra como nació el valiente idealismo de su adolescencia; sus aventuras por el mundo predicando el evangelio de Lenin en Perú, Estados Unidos, Reino Unido y China; un trágico desenlace que sufre en carne propia las secuelas más atroces tanto de la ideología a la que se opuso a muerte, como a la que dedicó su vida.

Su  fama literaria se basa en esta obra, novela o denuncia que hoy es un clásico de la literatura contemporánea y es el poema del dramaturgo inglés William  Henley, con la que comienza, su obra: Jan Valtin, La noche quedó atrás. Seix Barral, Barcelona, 2008. 782 pp.

La noche quedó atrás… pero me envuelve, / Negra como un abismo entre ambos polos;  / Doy gracias a los dioses, cualesquiera sean, / Por mi espíritu indómito.

No importa cuán estrecha sea la puerta / Ni que me halle abrumado de castigos: / Soy capitán triunfante de mi estrella / Soy dueño de mi espíritu. William Henley 1

Las elecciones para la Asamblea Nacional realizadas en Alemania en 1919 reflejaron un amplio apoyo los partidos que aprobaron la constitución democrática, de reciente gestación (unos 25.7 millones de votos contra cerca de 4.7 millones para los partidos que la condenaron). Las últimas elecciones libres para el parlamento alemán, en noviembre de 1932, el panorama era muy distinto: el frente democrático reunió un total de 13.3 millones de votos, bastante menos que los 21.3 millones de votos que sumaron los partidos extremistas (de derecha y de izquierda). Dramático contraste ofrecido por Richard Krebs, alias Jan Valtin, para demostrar lo que valía la democracia en lo que, hoy sabemos, eran los estertores de la República de Weimar.

La noche quedó atrás es la autobiografía de uno que no sólo se contó entre los desafectos al régimen sino que trabajó muy activamente por derribarlo. Es, el libro reseña, el testimonio de un militante del partido comunista alemán, agitador y agente del KOMINTERN (la Internacional Comunista), convertido en agente doble después de caer en manos de la GESTAPO. Publicado originalmente en 1941, Krebs lo firmó con uno de sus seudónimos “de combate”.

La estética narrativa,  puede ser calificada de expresionista, el artista se encuentra dotado de una especial intensidad de percepción que le permite penetrar intuitivamente en la realidad viviente y con la capacidad de encarnar su intuición en imágines y una paleta de colores nuevos, en una formula simbólica especialmente evocativa y dinámica, la base a una nueva forma narrar por su concesión  y vivencia  se considera al autor como el único posible para reflejar el momento histórico  en ritmo vertiginoso y cambiante; el dialogo, una formula de compromiso entre el drama y la narrativa donde la parte discursiva se ha reducido al mínimo, cediendo terreno al dialogo.

Sus personajes se mueven en el espectro social de la Europa hitleriana, quedando atrapados entre las fauces de la apariencia y la evidencia, en una suerte de kasfkiano juego de lo absurdo; un hombre enfermo de felicidad, otro venga con su asesinato una decepción.

Episodios biográficos, para autores normales, llenarían un novela, aquí se reducen a una mera anécdota. Un ejemplo entre muchos: los tres años que Valtin pasó en la cárcel de San Quintin, California, ocupan nada más que una página. Claro, comparado con los horrores que conocería el autor después en una cárcel nazi, ésas fueron unas vacaciones de verano

El éxito espectacular cuando se publicó la novela en plena Segunda Guerra Mundial, vendiendo más de un millón de ejemplares en Estados Unidos en 1941. Pero, a diferencia de otros best sellers, ha tenido las críticas más brillantes de los lectores más eminentes. Franklin Delano Roosevelt, el presidente de Estados Unidos que, a finales de ese mismo año, metería a su país en la guerra, dijo que era el mejor libro que había leído sobre el siglo XX. H. G. Wells afirmo que le había «apasionado», Alan Furst, escritor contemporáneo de excelentes novelas de espionaje basadas en los años treinta y cuarenta, lo define como «imposible de dejar de leer» e «inolvidable». Mario Vargas Llosa ha dicho que le «marcó su juventud» y que le «impresionó tremendamente».

Temido y perseguido tanto por Hitler como por Stalin, el testimonio de Valtin proporciona un retrato impresionante de los dos bandos que determinaron el destino del siglo XX. La noche quedó atrás se vive una realidad polifacética donde lo mágico y lo paradójico van de la mano buscando su oportuno acomodo, tratando con frecuencia de ser vehículos de la manifestación critica de todo lo imposible en formulas carente de estrategias, el lector encontrara en ella un fresco de tracciones  a la traición, una vida llena de idealismo, peligro y desengaño.

  1. El poeta inglés William Ernest Henley (1849-1903) en 1875,  publicado por primera vez en 1888  su Libro de poemas, donde  hallamos el cuarto de una serie titulada Vida y muerte (ecos). No tenía título originalmente: las primeras ediciones contenían solo la dedicatoria A R. T. H. B.—en referencia a Robert Thomas Hamilton Bruce (1846-1899), un comerciante de harina y panadero era mecenas de literatos, El título de «Invictus» (invicto, inconquistable en latín) fue añadido por Arthur Quiller-Couch al incluirlo en el Oxford Book of English Verse (1900).
Portada de la novela La noche quedo atrás
Portada de la novela La noche quedo atrás

*escritor – jgglobo@gmail.com