El libro In Memoriam (1985-2015), una de las últimas publicaciones del Cardenal Baltazar Porras Cardozo, es una ofrenda para los amigos que han partido al encuentro del señor. Bajo esta conocida frase latina como título, las páginas se van llenando de recuerdos, anécdotas, gratitudes, expresiones de afecto, dolor y nostalgia por las personas cercanas fallecidas durante el periodo señalado.

Rafael Ramón Santiago*

 

He leído con detenimiento y agrado el libro In Memoriam (1985-2015), una de las últimas publicaciones del Cardenal Porras Cardozo, quien gentilmente me  ha obsequiado. Bajo esta conocida frase latina como título, las páginas se van llenando de recuerdos, anécdotas, gratitudes, expresiones de afecto, dolor y nostalgia por las personas cercanas fallecidas durante el periodo señalado. Como el mismo Cardenal lo expresa “el libro recoge las notas luctuosas escritas en el último cuarto de siglo en los que se une la exigencia del cronista de construir la identidad de una colectividad a través de las imágenes de los seres humanos que le han dado vida”.

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Nos embarga la nostalgia al enterarnos, a través de las líneas de la obra, de la partida de este mundo de hombres y mujeres que formaron parte de la Iglesia merideña, seres con una profunda vocación religiosa, muchos de ellos venidos allende de los mares, para entregar su juventud, su vida y sus mejores conocimientos y afectos. Una labor de pastores que con su humildad y sencillez supieron llegar a los más pobres para obsequiarles la palabra del evangelio e invitarlos a vivir  la fe de una manera especial.

Sacerdotes, religiosas, obispos y cardenales son biografiados por el Cardenal Porras en el libro, la mayoría de ellos compañeros de formación, profesores, superiores y párrocos bajo su jurisdicción arzobispal. A unos los sorprendió la muerte en momentos tempranos de su vida a otros cuando la tarde de la existencia los llevaba a tomar el justo descanso, puestos al cuidado de una mano amiga que con amor y esmero supo retribuir todo lo que habían dado al prójimo.

Pero, no solo son los religiosos los que forman parte del grupo que se marchó a la presencia del Señor en este periodo, están también sus amigos de Mérida, historiadores, artesanos, escultores y otros que ocuparon puestos importantes en la política y en la dirección de los destinos del país; también su padre es recordado en una emotiva semblanza escrita a los dos meses de su partida.

Valorar el trabajo de los seres que pasan por este mundo haciendo el bien es una tarea muy loable y noble, pues, si bien es cierto que las cosas buenas que se dicen de ellos ya no pueden llegar a sus oídos, sirve para confortar a los familiares y para que las generaciones presentes y futuras los tengan como ejemplo, como modelo a imitar en la construcción de un mundo mejor, donde la solidaridad, la entrega, el amor al hermano y la praxis cristiana en general, nos permita transitar el camino señalado por Jesús.

 

In memoriam (1985-2015) libro de monseñor Porras

 

 

 

* Cronista Oficial del Municipio Pueblo Llanorrsantiago54@hotmail.com