Como resultado de las deliberaciones de los delegados de los estados a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (Cnumad), realizada en la ciudad de Río de Janeiro en 1992, se recomendó el establecimiento de un día para celebrar y fomentar en la población del mundo, conciencia sobre un […]

Como resultado de las deliberaciones de los delegados de los estados a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (Cnumad), realizada en la ciudad de Río de Janeiro en 1992, se recomendó el establecimiento de un día para celebrar y fomentar en la población del mundo, conciencia sobre un líquido imprescindible para la vida en el planeta: el agua.

La Asamblea General de las Naciones Unidas respondió de manera afirmativa a la propuesta y determinó que los 22 de marzo se celebrara el Día Mundial del Agua, con un exhorto a las naciones para que consagren en sus contextos locales actividades para la promoción de la comprensión pública, orientada a la conservación y aprovechamiento de los recursos hídricos.

Cada año, la Organización de Naciones Unidas (ONU) selecciona un lema con el cual destaca las acciones de festejo en el período, escogiéndose para el 2019 “No dejar a nadie atrás”, en anexión a una meta superior de la agenda 2030 del Desarrollo Sostenible, descrito en el Objetivo 6, contentivo de indicaciones para garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua, y el saneamiento para todos desde ahora al 2030.

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“No dejar a nadie atrás” significa lograr el acceso universal y equitativo al agua potable, que todos cuenten con servicios de saneamiento e higiene adecuados, mejorar la calidad del recurso hídrico con la reducción de la contaminación, aumentar considerablemente el uso eficiente del agua, proteger y restablecer los ecosistemas relacionados con el tema, y fortalecer la participación de las comunidades locales en el avance de las gestiones del vital líquido.

La importancia del agua

El 30% de la tierra es masa continental y el 70% está constituida por agua, con presencia de un 97% en mares y océanos en forma salada, un 3% en glaciares, lagos, ríos y acuíferos naturales subterráneos, del que apenas el 1% es apta para el consumo humano y el de muchas especies.

Curiosamente, el 70% del cuerpo humano está formado por agua, así como el de numerosos animales y plantas que, en algunos casos, sobrepasa la cifra.

Por la condición humana, el vital líquido es necesario para el consumo porque limpia las impurezas, regula la temperatura del cuerpo, ayuda al correcto funcionamiento del cerebro, contribuye a mejorar el rendimiento físico, protege los tejidos, mejora la circulación sanguínea y activa el metabolismo, entre otros beneficios.

Adicionalmente, los humanos emplean el agua para generar y mantener el crecimiento económico y la prosperidad mediante labores como la agricultura, pesca comercial, producción de energía hidroeléctrica, la industria, el transporte y el turismo, entre otros.

No obstante, el ser humano tiene tendencia a malgastar el recurso  hídrico, derrocharla y en los casos de los procedimientos industriales, resulta contaminado y va a parar directamente a los lagos y ríos sin tratamiento.

La naturaleza cumple con un proceso de regeneración en el cual entra el agua, que es rehabilitada y devuelta a los escenarios lacustres y fluviales nuevamente en condiciones de uso. Sin embargo, cuando la contaminación supera las capacidades regenerativas del ambiente se produce un desbalance y aumentan los volúmenes del vital líquido no recomendada para su empleo.

El derecho al agua

En el año 2010 la ONU reconoció que el derecho al agua potable y el saneamiento es un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos.

En ese sentido, se entiende que toda persona tiene derecho al recurso hídrico sin discriminación, a disponer de agua suficiente, segura, aceptable, accesible y asequible para uso personal y doméstico, y comprende el vital líquido para el consumo, el saneamiento, la colada, la preparación de alimentos y la higiene personal y doméstica.

Venezuela a la vanguardia

El Estado venezolano está adelante en el mundo en cuanto a las garantías que debe ofrecerle a sus ciudadanos, al establecer una visión social de los recursos hídricos del país, declarándose el agua como un bien público y esencial para la vida, contemplado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) de 1999.

El artículo 304, ubicado en el Título VI del Sistema Socioeconómico, Capítulo I, Del régimen Socioeconómico y de la Función del Estado en la Economía, resalta la importancia del agua como un bien para la paz, componente fundamental de los ecosistemas que no podrá ser privatizado, ya que es un derecho humano fundamental no negociable.

Al respecto, el 304 de la CRBV dice: “Todas las aguas son bienes de dominio público de la Nación, insustituibles para la vida y el desarrollo. La ley establecerá las disposiciones necesarias a fin de garantizar su protección, aprovechamiento y recuperación, respetando las fases del ciclo hidrológico y los criterios de ordenación del territorio”.

El Plan de la Patria

Durante la inscripción de su candidatura para las elecciones de octubre del 2012, el presidente Hugo Chávez, presentó ante las autoridades del Consejo Nacional Electoral (CNE), un proyecto que denominó Plan de la Patria.

En dicho escrito esbozó todo un procedimiento de trabajo a nivel nacional para el período constitucional 2013-2019, que incluía un Objetivo 5 identificado como “Preservar la vida en el planeta y salvar a la especie humana”.

El Objetivo 5 contenía la promoción de acciones para la protección, conservación y gestión sustentable de áreas estratégicas, tales como fuentes y reservorios de agua dulce (superficial y subterránea), y cuencas hidrográficas.

En el Plan de la Patria presentado por el Primer Mandatario, Nicolás Maduro Moros, se reforzó la atención especial al aspecto del vital líquido con la incorporación de medidas dirigidas a la recuperación de los cuerpos de agua, la caracterización de estos, y planes de gestión integral de las aguas en las regiones y cuencas hidrográficas, con la participación de las comunidades, entre otros propósitos.

Nación privilegiada

El territorio venezolano alberga más de mil ríos, 2.500 lagunas, dos grandes lagos naturales (Maracaibo y Valencia) y uno creado (Guri), que supera en dimensiones al estado Carabobo, lo que posiciona al país entre las primeras 15 naciones con reservas de agua dulce del planeta.

Por tal motivo, la abundancia hídrica le otorga a Venezuela un alto potencial hidroeléctrico, que principalmente se localiza al sur, sobre la trayectoria del río Caroní, con el sistema de represas de Guri (Central Hidroeléctrica Simón Bolívar), Caruachi (Central Hidroeléctrica Francisco de Miranda) y Las Macagua (Central Hidroeléctrica Antonio José de Sucre), que generan el 80% de la electricidad que consume el país.

Día para la reflexión

El agua es un elemento esencial para la vida y el desarrollo sostenible, debido a que los recursos hídricos y la gama de servicios que prestan, tienen un papel fundamental en la reducción de la pobreza, el incremento económico y la sostenibilidad ambiental.

Asimismo, el vital líquido propicia el bienestar de la población y el crecimiento inclusivo, tiene un impacto positivo en la vida de miles de millones de personas, al incidir en cuestiones que afectan a la seguridad alimentaria y energética, a la salud humana y al ambiente.

Por lo tanto, es necesario tomar conciencia del valor del agua, evitar el despilfarro, el derroche, preservar el recurso hídrico existente, conservar y proteger las nacientes de los ríos, no contaminar las trayectorias fluviales, ensenadas y lagos, y de esa manera se garantizará la supervivencia de la especie humana y la de los demás seres vivos. //Prensa Ecosocialismo (Minec) / Michael Segovia