Al no existir cronograma ni cantidad de horas establecidas en cada corte de luz, quienes asisten a las sesiones de hemodiálisis ven afectado el tiempo que deberían estar conectados a las máquinas

 El desorden en que se registran los apagones dejan a diario a los pacientes renales que asisten a hemodiálisis a media sesión, pues no existe horario ni cronograma que les permita organizar las horas en que se dializan para garantizarles la culminación de sus tratamientos. Los apagones los sorprenden y quedan a la expectativa de qué harán.

“Cada día es lo mismo, nos quedamos pegados a las máquinas sin que se haya limpiado nuestro organismo de las toxinas. Llegamos puntual, haciendo esfuerzos sobrehumano, luchando contra la gasolina, con las fallas de transporte público; sin embargo, nuestro esfuerzo no vale de nada porque siempre nos pasa que estamos conectados a la máquina o esperando nuestro turno y se va la luz, perdemos el sacrificio y horas de vida por eso”, relató Ana Santana, paciente renal.

A la unidad de diálisis Los Andes asisten semanalmente 70 pacientes quienes todos los días viven a la expectativa de a qué hora se irá la luz, si podrán o no tener su sesión completa y de si en esa oportunidad no perderán el viaje ni los insumos utilizados para la diálisis.

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A diario, cuando se va la luz, lo primero que hacen es llamar a Protección Civil para pedirles prestada una planta eléctrica, debido a que es el único ente que tiene un aparato capaz de dar energía a todas las máquinas, pero aunque tienen esa opción, también genera problemas o retrasos en los turnos.

“Amablemente Protección Civil nos presta su planta, que es especial porque es trifásica y es la que necesitamos, pero entonces pasa que ellos la traen, pero el técnico que la sabe encender y poner en marcha tarda un poco y eso retrasa una o dos horas los turnos. Si hay un apagón general la llevan a la primera unidad de diálisis que llame a pedirla, porque ninguna tiene planta eléctrica. Entonces aunque hay una, no siempre es posible usarla”, indicó Luz Marina Martínez, esposa de un paciente renal.

Pese a que la cantidad de dinero es alta y no está en el poder adquisitivo de los pacientes o familiares, aunque entre todos intenten reunirlo, no pierden la esperanza de llegar a la meta. Por ello han organizado vendimias que les permitan tener algún ingreso y el próximo 18 de mayo tendrán, en alianza con la Asociación de Ganaderos del Táchira (Asogata), un evento con música en vivo y venta de comida donada para continuar con la labor de hacer la colecta y acercarse a la meta de comprar la planta que permita solventar la crisis eléctrica que les resta horas de vida a cada paciente renal.

“Estamos optimistas, haremos todo lo que sea posible para tratar de ayudar a nuestros familiares, porque no queremos verlos morir por falta de diálisis. Con una primera vendimia recogimos un poco de dinero y ahora con esta vendimia bailable esperamos reunir más y así iremos haciendo.

“También esperamos llamar la atención de alguna ONG o ente internacional que nos pueda ayudar en la manera que pueda. No perdemos la esperanza, es lo único que tenemos”, dijo Martinez, quien ha sido la persona que ha tomado la iniciativa de hacer actividades para garantizar la diálisis de su esposo y demás pacientes. / EL PITAZO.