El sentimiento popular festejaba sin saberlo, y como por instinto, el 28 de octubre porque era un acontecimiento todavía más grandioso. No importaba el día de su nacimiento, lo que importaba era su nombre, que en el santoral correspondía al 28 de octubre de cada año día de San Simón.

Alfonso Castro Escalante*

Referencias del Dr. Tulio Chissone en discurso pronunciado en la Sociedad Bolivariana de Venezuela el 28 de octubre de 1975 señalan que “por muchos años el 28 de octubre fue celebrado en Venezuela como un gran día de la Patria. Creyó al principio que ese día no solo era el onomástico del Libertador, sino también el de su natalicio”.

Más tarde una disposición legislativa rectificó ese error, trasladando la fecha nacional al 24 de julio, verdadero aniversario del nacimiento del grande hombre. Pero el Dr Chiossone se atreve a creer, que el sentimiento popular festejaba sin saberlo, y como por instinto, el 28 de octubre, porque era un acontecimiento todavía más grandioso, cuya gloria envidia a toda la América: “La encarnación del genio de la libertad en el seno de una mujer venezolana”. No importaba el día de su nacimiento, lo que importaba era su nombre, que en el santoral correspondía al 28 de octubre de cada año día de San Simón.

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Fue el propio Libertador quien propició esta identidad entre su onomástico y su natalicio. Hoy se agregan aspectos que emanan de sus propias cartas, que demuestran como el grande hombre aceptó siempre, con grado y gratitud, las manifestaciones que se le hacían el 28 de octubre: El 28 de octubre de 1817, fue celebrado en Angostura con un solemne tedeum. El Libertador participó en los actos programados, y al efecto escribió al Gral. Carlos Soublette, Jefe de Estado Mayor lo siguiente:”Incluyo a usted el programa para la fiesta a la que he determinado concurrir mañana en la Iglesia Catedral de esta ciudad. Comuníquelo usted a quien corresponde. , especialmente al venerable cura y a quien prevendrá para la colocación de los asientos. Las salvas no tendrán lugar mañana. Lo demás se ejecutará en cuanto sea posible. Y en otra carta fechada el 28 del mismo mes y año, insinuaba al jefe del estado mayor, invitar a todos los generales, jefes y oficiales de los cuerpos, y a los jefes y oficiales sueltos que voluntariamente quieran concurrir, a su casa de habitación para acompañarlo a la iglesia al tedeum a que lo ha invitado el venerable párroco de la Iglesia Catedral “. (Vicente Lecuna. Cartas del Libertador. Tomo I pág. 317)

Al General Santander le decía desde Pamplona en carta del 8 de noviembre de 1819: “San Simón se habrá alegrado mucho de la fiesta que usted le ha hecho, y sobre todo por los elogios al Padre Moya. El pobre San Simón estará peleando con san Fernando, y yo me alegro que lo hayan metido en vanidad, para que nos proteja como Juno a Los Griegos”. Cartas del Libertador Tomo II pág. 115.

El 28 de octubre de 1824, ya próximo el día de la gloria de Ayacucho, se celebró el Lima el Día de San Simón. Dice la Gaceta del Gobierno del Perú en la primera página, bajo el epígrafe de “Grandioso Día”: El jueves 28 del presente se celebró con mayor entusiasmo el día del cumpleaños de S. E. el Libertador. Era la fiesta de la patria. Ese día será siempre grande para los Americanos, y será siempre el más grato del Perú, pues que le recuerda la inmensa deuda que ha contraído con un héroe que lo ha sacado del abismo en que iba a precipitarse, de un héroe que ha sido restaurador de una libertad.

Al General Salón le escribió el 25 de septiembre de 1825: “espero que usted celebrará el día de San Simón dentro de las fortalezas del callado., Autorizo a usted para que de mi cuenta pida a Romero dinero para que esos bravos oficiales presididos por usted, celebren a la vez su triunfo y mi día. Si Romero no tuviese dinero pídalo usted prestado: yo lo pagare”. (Ob Cit Tomo V. pág. 97)

La celebración de las fiestas con mayor colorido, fueron las del 28 de octubre de 1825, según publicación de la gaceta del Gobierno de Lima el 30 de octubre del citado año. Fueron tres días en los cuales se alternaron las ceremonias religiosas., los actos oficiales en el Palacio de Gobierno y los regocijos populares.

El Libertador Simón Bolívar al aceptar todas las manifestaciones cordiales y amistosas el día de San Simón y participar en ellas, no hizo alusión de su natalicio, ni mezcló jamás lo personal con lo oficial. El día de su santo no había salvas de artillería, y los gastos de la fiesta los pagaba de su propio peculio. Podríamos decir, que es un ejemplo de la máxima probidad del Libertador, para las generaciones que han detentado y detentan el poder en Venezuela

Después de la muerte del héroe, diluidas en las aguas del tiempo las pasiones, que sus compatriotas laceraron su espíritu, siguió celebrándose en Venezuela el día de San Simón, y ha continuado hasta hoy, no obstante de haberse establecido como fiesta nacional el 24 de julio, día de su nacimiento.

* Historiador – Secretario General de la Sociedad Bolivariana en el estado Mérida –  alfonsocastroescalante@gmail.com