El nuevo Cardenal cree firmemente que su nombramiento tiene una significación muy particular para Venezuela porque es una gran responsabilidad

Su eminencia Baltazar Enrique Cardenal Porras Cardozo sostuvo este lunes, día de su cumpleaños, el primer contacto con los representantes de los medios de comunicación de la ciudad luego de haber sido designado por el Papa Francisco como cardenal de la iglesia católica, designación que aseguró lo tomó por sorpresa cuando regresaba de Apure de la toma de posesión de Monseñor Alfredo Torres como obispo.

El nuevo Cardenal cree firmemente que su nombramiento tiene una significación muy particular para Venezuela porque es una gran responsabilidad. «Para el Cardenal Urosa y mi persona es un signo más de los muchos que ha dado el Papa Francisco de cercanía y de preocupación por la situación que vive Venezuela. Viene a reafirmar esa voluntad firme que el episcopado, a lo largo de todos los años, ha manifestado de la necesidad de concertación, de una salida pacífica a la crisis que vivimos, que sea expresión de la necesaria concertación de una sociedad que es plural».

Está convencido que estos nombramientos tienen una significación porque tienen la tarea permanente de ver cómo crear la paz, solucionar los problemas y las crisis que hay con el entendimiento de todos, pero también lo que significa para esta Diócesis Andina por lo que ha sido su aporte a la iglesia no solamente merideña y venezolana sino también de los misioneros que han tenido en todas partes del mundo.

Haga un comentario

Haga clic en este recuadro e inicie o mantenga una conversación de este tema, interactúe con los demás.

Baltazar Porras sigue siendo el Arzobispo de Mérida y desde aquí continuará con las responsabilidades inherentes a esta distinción, como es la pertenencia a varias congregaciones romanas, nombramiento que viene después del 20 de noviembre. Ahora tendrá responsabilidades con la Conferencia Episcopal a nivel nacional y se multiplicarán con otras obligaciones que le señale el Papa próximamente.

Es el sexto cardenal de la historia venezolana. El primero fue el merideño José Humberto Quintero Parra, el segundo el carabobeño José Alí Lebrún Moratinos, el tercero el aragüeño Rosalio Castillo Lara, el cuarto el portugueseño Antonio Ignacio Velazco, y los más recientes y últimos hasta ahora, los caraqueños Jorge Urosa Savino y Porras Cardozo.

«Esto nos obliga a ser auténticamente misioneros, a ser una iglesia en salida  y a trabajar aun mas por los más pobres y desposeídos de nuestra sociedad, en el nombre y en el seguimiento de Jesús, su evangelio y enseñanzas; y en el nombre del camino que nos traza con creatividad y coraje el Papa Francisco en el camino de la alegría.”.

Describió que sintió una inmensa alegría y satisfacción porque que las primeras manifestaciones de contento por su nombramiento en Apure vinieron de la comunidad judía y de pastores  de la iglesia cristiana, para él esta es la expresión e invitación a buscar lo que nos une antes que lo que nos separa. Ha recibido muchos mensajes y no ha podido verlos todos y agradece todas las palabras de solidaridad y expresiones de afecto.

«Hay que seguir adelante y es mucho lo que se puede lograr con la constancia, conservando la calma para que brille la verdad que es siempre la que triunfa. Hay que continuar, no se está arando en el desierto, el que cada uno de nosotros podamos ser cada vez más conscientes de que somos protagonistas y que no hay derecho a dejarnos robar la esperanza, la alegría, la fraternidad, como dice el Papa Francisco. Ahora tenemos que echarnos el país al hombro, la casa al hombro, la familia y siempre cargar con algo cansa, duele, provoca sudor, desanimo, pero tenemos que ser como las madres cuando paren, en medio del dolor es la alegría de alumbrar una vida nueva que hay que cuidar». (OPA, CNP 6.548)