Las amenazas pueden venir del gobierno que quiere confiscar tierras, controlar producción y evitar ganancias justas. Las amenazas vienen de la imposibilidad de invertir en mejorar los niveles de producción porque no hay confianza en las políticas gubernamentales o simplemente porque se desconocen cuáles son las políticas a seguir.

Jóvito Valbuena Gómez*

“Si no lo agarra el chingo lo agarra el sin narices” se le advierte a quien está amenazado por varios frentes a la vez. No tiene escapatoria ni manera de salvarse porque algo le va a suceder. Si no lo afecta un mal lo afecta otro. Sin embargo, la advertencia debe servir a todo amenazado para que inteligentemente se cuide y trate de salvarse o evitar males mayores.

El refrán viene al caso de las amenazas que por estos tiempos le caen a los ganaderos y agroproductores en general. No importa el tamaño de la finca, su capacidad productiva ni la condición de la tenencia de la tierra. Todos por igual están amenazados.

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Las amenazas pueden venir del gobierno que quiere confiscar tierras, controlar producción y evitar ganancias justas. Las amenazas vienen de la imposibilidad de invertir en mejorar los niveles de producción porque no hay confianza en las políticas gubernamentales o simplemente porque se desconocen cuáles son las políticas a seguir. Las amenazas de invasión por campesinos y de ocupación de fincas por fuerzas militares y policiales no han cesado durante este gobierno.

La escasez permanente, la inflación galopante y el desabastecimiento de insumos agropecuarios es un mal de lustros. Sólo quien trabaja el campo sabe cuánto se sufre por estos males. Hay que ingeniárselas para encontrar las cosas y pagarlas al precio que le de la gana al especulador. Reparar un equipo mecánico es otro sacrificio. Quien tiene tractor, transporte, maquinaria de tecnología moderna de alto rendimiento no puede mantener el ritmo del trabajo y sus niveles de producción decrecen por todos los males anotados. En fin, desde el campesino que busca una pala hasta el gran productor que busca un tractor viven igualmente atormentados.

El desabastecimiento de comida y la pobreza creciente ha potenciado el robo de animales y frutos del campo. No sólo se trata del abigeato de rebaños sino del robo individual no importa en qué momento o lugar. Alguien dijo “nos estamos robando entre pobres porque el hambre es pareja”

La amenaza mayúscula obviamente es la gubernamental porque no se avizoran cambios para mejor. No existen políticas agropecuarias sustentables que alienten la inversión y apunten a la modernización del campo. Sólo existen órdenes y decretos para el control del trabajo productivo. Las asociaciones ganaderas y de productores agrícolas no son tomadas en cuenta. Sus planteamientos y reclamos son desoídos.

Ahora lo peor, los dirigentes críticos, preocupados por el desarrollo del campo y por un país que resuelva todos los males del sector agropecuario, como lo hace el actual del Presidente de FEDENAGA, se le atacan sus propiedades. Es la amenaza de callar al crítico para que nada cambie y todo empeore.

* Geógrafo – jvalbuena_2000@yahoo.com