Apertura del año Jubilar del Centenario de su Natalicio
Eudes J. Blanco P.*
En las efemérides del municipio Alberto Adriani se destaca el 17 de agosto de 2016, como la celebración de los noventa y nueve años del nacimiento de José Ramón Contreras, conocido popularmente como “Fabio”.
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Si en el municipio existiera una política gubernamental de celebraciones, hoy se debería estar realizando el acto protocolar de apertura del año jubilar del centenario de su natalicio, pero como ello no es así, sirva este artículo, como homenaje póstumo a este personaje popular.
Nació José Ramón Contreras “Fabio”, en Mesa Las Palmas, Santa Cruz de Mora, en la fecha referida del año 1917, en el seno materno de Narcisa Contreras e hijo de Fabio Delgado, su apodo no es más que el nombre de su padre.
A temprana edad, cuando contaba con ocho años, llegó a El Vigía (1925) y se integra a la vida de la aldea, como un trabajador incansable vinculado a la actividades de beneficio social como lo fueron la venta de agua por lata, labor de la que obtenía una comisión diaria de 0,50 bolívares; se movilizaba en un burro propiedad del señor José Dolores Molina, uno de los primeros propietarios del sector tamarindo, comerciante dueño de la botica, del primer cine y de las primeras plantas eléctricas de la aldea, que el comerciante convirtió en la empresa “Luz San José”, con la cual proporcionaba energía eléctrica al sector El Tamarindo y de la que “Fabio” fue empleado.
Otra actividad desempeñada por Fabio, fue ser el responsable del mantenimiento del primer acueducto del que se tiene referencia verbal, que se construyó en El Vigía y cuyo administrador era el señor Juan Flores. El agua de este acueducto provenía de la Quebrada del Diablo, su construcción fue labor de la empresa ferrocarrilera. El agua era utilizada para llenar el tanque que aún se encuentra en el sector el Tamarindo, para el funcionamiento del ferrocarril y el de unas piletas ubicadas en varios puntos del sector, para satisfacer las necesidades básicas de los pobladores del caserío. Por esta actividad, el señor José Ramón recibía un sueldo de diez bolívares mensuales.
Además de las labores anteriores, otra que desempeñó en la aldea del ferrocarril, fue la de ser empleado de la firma Patrizzi, como recaudador de los arriendos de los terrenos que pertenecían a dicha empresa. Igualmente fue pequeño comerciante al ser propietario de uno de los “gatos” (pequeños quioscos) que se encontraba en el sector el Tamarindo.
Otra actividad desarrollada fue la de chofer de camión trasportador de plátanos entre El Vigía, Maracaibo y Barquisimeto. Esta labor de conductor lo va a llevar a ser el conductor del primer camión de aseo urbano que adquirió el municipio en la administración de Arturo Rodríguez como presidente la Junta Administradora, del recién creado Distrito Alberto Adriani (17 de marzo de 1966 al 19 de abril de 1969). Esta labor de chofer la desempeñó el señor Fabio hasta su jubilación.
Hay que destacar la integración de Fabio con la ciudad, en ella contrae matrimonio con Ana Julia Baptista, quien se desempeño como la primera jefe de la Oficina de Correos de la aldea, la cual funcionaba en la casa de habitación de la familia Contreras- Baptista, ubicada en la calle 3 del barrio El Carmen, muy cerca de la terminal del ferrocarril. Al fallecer la señora Ana Julia conforma un segundo hogar con la señora Dilida Verde, pero esta vez su residencia se encuentra ubicada en La Blanca. De estas dos uniones matrimoniales procrea un total de catorce hijos, ocho en la primera esposa y seis en la segunda.
Ramón Contreras Fabio es uno de los personajes de El Vigía que podemos denominar como los forjadores de lo que hoy es la segunda ciudad del Estado Mérida. Su apego e identidad con la ciudad fue extraordinaria. Era un asiduo visitante del cronista del municipio, profesor Delibrando Varela, a quien le aportaba sus vivencias históricas con relación a la ciudad. Compartió momentos de alegría con el poeta Titolino Molina, declamando los versos que el también componía, he aquí una muestra de uno de ellos: El viejo tamarindo que me vio crecer / hoy lo recuerdo como si fuera ayer/ La plaza del tamarindo es una plaza bonita / donde se juega bolas criollas todas las tardecitas.
Y es que el Tamarindo como plaza embrionaria de El Vigía ejercía una especial atracción hacia Fabio, por ello que fuera un amante de sus espacios en especial de aquellos que le brindaban esparcimiento con juegos de diversión tales como domino, bolo, billar, dado y barajas, entre otros.