Eudes J. Blanco P.*
El lunes 10 de agosto de 1936, en horas de la madrugada en una habitación del hotel Majestic de Caracas, muere Alberto Adriani. Ocupaba para el momento el cargo de Ministro de Hacienda del Gobierno del general Eleazar López Contreras y comenzaba a poner en práctica las ideas que desde muy joven había formulado en torno a la modernización del Estado y de implementar una política económica técnica dentro de un plan de desarrollo a largo plazo.
Destacar el aporte de Alberto Adriani en su corta gestión gubernamental es subrayar que es él quien incorpora como propuesta la creación del Banco Central de Venezuela, en el Programa de Febrero. Concretándose su inauguración con la Ley del Banco Central de Venezuela sancionada por el Congreso de la República en 1939, y abriendo sus puertas en octubre del año siguiente bajo la conducción de uno de sus mejores amigos el Dr. Manuel R. Egaña.
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Como el primer ministro del recién creado Ministerio de Agricultura y Cría, cargo que ejerció desde el 01 de marzo al 29 de abril de 1936, cuando es designado ministro de Hacienda, organizó el nuevo Ministerio y sentó las bases para la modernización de la agricultura y la ganadería, mientras aplicaba medidas de emergencia para minimizar los devastadores efectos que la Gran Depresión de 1929, ocasionaba sobre la producción agropecuaria del país. Por su parte, en los tres meses que se desempeño como ministro de Hacienda dio inició a un moderno sistema de finanzas públicas, reformó Ley de Aduanas, la Ley de Impuesto al Cigarrillo y la Ley sobre varias ramas de la renta nacional. Planteó además, la necesidad de introducir la tributación directa con el impuesto sobre la renta, ley que sería sancionada en 1942, en la gestión del presidente Isaías Medina Angarita.
Las demás ideas de Adriani no pasaron de ser planteamientos, y como afirma José Ignacio Hernández, su pasión fue pensar a Venezuela, “…pensamientos que quedaron recogidos en innumerables cuadernos y diversos escritos, que han sido luego recogidos en diversas recopilaciones”, algunas de estas propuestas mantienen extraordinaria vigencia.
Lo ideal sería decir, que se atendió lo sugerido por Adriani en materia económica y que sus recomendaciones fueron aplicadas y que los resultados son una economía sana, pero la realidad es otra, y hoy ochenta años después, nos encontramos en la peor crisis económica vivida por el país después de su muerte.
Hay un aspecto, que al leer a Adriani es como si el tiempo se hubiese congelado, porque la descripción parece de la actualidad, es el referente a la maldición de los recursos, abordada por él en 1931, tema que desarrollan también pensadores venezolanos como Arturo Uslar Pietri y Juan Pablo Pérez Alfonso y que hasta ahora no se le ha dado satisfactoria respuesta.
Adriani en 1931 en su artículo “La primera etapa de una política económica” identificó la maldición de los recursos, fenómeno económico que en la actualidad es conocida bajo la categoría de la “enfermedad holandesa”1
La enfermedad holandesa, son las consecuencias negativas que sufre un país cuando experimenta un crecimiento súbito en sus ingresos en divisas, asociado a la explotación de un recursos natural, el cual termina teniendo una productividad muy superior al resto de las actividades en la economía, esta diferencia de productividad hace que el resto de las actividades económicas resulten relativamente improductivas y por lo tanto se da una situación en la que los precios relativos en moneda nacional aumentan y dado el acceso a divisas resulta relativamente más barato adquirir bienes y servicios del resto del mundo, que producirlos en el país.
Para enfrentar esta inequívoca situación como alternativa de solución empezó a formular el concepto de “Sembrar el petróleo”2, en un ensayo intitulado “La crisis, los cambios y nosotros”, escrito en Zea en mayo del referido año.
Esta tesis se sintetizaba en que una riqueza “transitoria y postiza” como el petróleo, debía invertirse en obras productivas, para él, había llegado el momento para desarrollar una producción agropecuaria sobre bases científicas que acabara con el empirismo de los productores. Y es que para Adriani “Nuestra agricultura es rudimentaria. No hay un solo cultivo en el cual Venezuela pueda servir de ejemplo al mundo” (p.298)
Y esa propuesta de tecnificar la actividad agropecuaria, es solo un indicador del interés e importancia que Adriani le otorgaba a dicha actividad. Abrigaba serios temores de que la industria petrolera diera al traste con esas dos actividades las cuales para él “…son hoy y serán mañana las bases de la prosperidad y grandeza de el país” y añadía “La agricultura y la cría son mucho más importantes que otras actividades postizas y antieconómicas a las cuales dedicamos mayor atención”, en una clara referencia de la industria petrolera.
Ochenta años atrás Adriani, ya detectaba que la explotación petrolera podría tener un impacto negativo sobre la economía venezolana. Señalaba como lo resalta Luis Xavier Grisanti, que la bonanza petrolera provocaría sobre-valuación del bolívar y que esto a su vez acarrearía un abaratamiento de los bienes importados y la pérdida de competitividad de las exportaciones no petroleras: “Las importaciones de mercancías baratas y la falta de competitividad del sector exportador venezolano originarían una expansión desmedida de las actividades de bienes no transables (gastos gubernamentales, construcción, servicios financieros, etc.), en detrimento de las de bienes transables (agricultura y cría, agroindustria e industria manufacturera)”.
Alertaba sobre dos males que estarían inmersos en el desequilibrio económico: el derroche y la corrupción, sabía Adriani, que los recursos petroleros se les daría un mal uso y así lo expresaba por escrito “Gran parte de estos recursos que hemos invertido en obras suntuarias, en una corrupta burocracia que ha entorpecido los mecanismos de la administración pública y han sido objeto de rapiña por funcionarios sin escrúpulos”.
Su gran aporte a la ciencia económica fue el haber descrito cómo una exagerada dependencia petrolera conduciría al país a un estancamiento, contracción o crecimiento no competitivo de la agricultura, la ganadería, la agroindustria y la embrionaria industria manufacturera, mucho antes de que Venezuela fuera el actual petro-Estado de mentalidad rentística que hizo obvia y probadamente vulnerable la economía venezolana.
Adriani consideraba el producto de la actividad petrolera como «pasajera» y perjudicial porque se hacía «a costa de la decadencia de nuestra agricultura». El problema para Adriani se planteaba en términos de construir una prosperidad permanente, e insistentemente volvía una y otra vez sobre el tema de la agricultura, como la fuente de esa riqueza permanente.
Ochenta años después, muy alejados estamos del concepto palnteado por Adriani, de una economía no petrolera solida, sustentable y competitiva, que era lo que significaba, sembrar el petróleo, y muy por el contrario estos últimos años, de este naciente siglo XXI, un modelo político errático, llega al poder y lo consolida, ampliando y fortaleciendo la dependencia petrolera y destruyendo el aparato productivo agropecuario, agroindustrial, industrial y manufacturero que son los que generan bienes transables.
Por ello, que no quede más que decir que el análisis y el planteamiento de Adriani formulados entre de 1931 y 1936 mantiene su vigencia, ante una sordera gubernamental que lamentablemente no ha comprendido el significado de sembrar el petróleo y del uso racional de un producto que en realidad pareciera ser el “estiércol del diablo”, como lo definiera Juan Pablo Pérez Alfonso.
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Notas:
- Este término económico nace a fines de los 60, principios de los 70 cuando los Países Bajos comienzan a experimentar un aumento en la riqueza producto del descubrimiento de un gran yacimiento de gas natural cerca del Mar del Norte. Esto provocó que aumentaran considerablemente las exportaciones de dicho producto, y por tanto, la entrada de divisas al país. Este fenómeno debería denominarse “enfermedad venezolana” por haberse producido en nuestro país antes que Holanda y a diferencia de esta nación, el fenómeno sigue permaneciendo.
- En cuanto a “Sembrar el petróleo” si bien la frase es una creación del escritor Arturo Uslar Pietri, presentada como titulo del editorial del Diario “Albor”, número 183 del catorce de julio de 1936, publicado en Caracas, es Adriani que durante el mes de abril y agosto de ese año, sentó las bases para su conceptualización,
Bibliografía Consultada
Dávila, Luis Ricardo (2008) “Viaje hacia Alberto Adriani en tres conceptos” Artículos. Pre-prints. 27 de junio de 2008. Facultad de Ciencias Juridicas y Politicas. Mérida. Disponible en: http://www.saber.ula.ve/dspace/bitstream/123456789/15695/1/adriani.pdf
Grisanti, Luis Xavier (2009) Vigencia del pensamiento de Alberto Adriani. Conferencia dictada en la Academia Nacional de Ciencias Económicas en el 111.er aniversario del nacimiento de Alberto Adriani. Caracas, 1 de julio de 2009. Disponible: http://ance.msinfo.info/bases/biblo/texto/NE/NE.33.06.pdf
Hernández G., José Ignacio (2016) Alberto Adriani, el Estado y el petróleo. Prodavinci. 8 de agosto, 2016. Disponible en: http://prodavinci.com/blogs/alberto-adriani-el-estado-y-el-petroleo-por-jose-ignacio-hernandez/
* Historiador – eudesblanc@gmail.com