«Los que buscan la felicidad suelen ser los más infelices», señala Jorge Yamamoto, doctor en psicología y magister en antropología, quien trata de dar claves para mantener el buen ánimo durante el coronavirus. Autor del libro La gran estafa de la felicidad, Yamamoto ha recorrido el mundo realizando una investigación sobre las razones, características y orígenes de la felicidad.
El experto halló que la felicidad no es ninguna clase de objetivo o meta. Es, en realidad, una aceptación, una forma de ver la vida. De acuerdo con su libro, la felicidad es alcanzada por aquellos que aceptan amablemente lo que les tocó vivir, se adaptan a su entorno y salen adelante.
La investigación de Yamamoto señala que han hecho creer que buscar la felicidad es cambiar lo que se tiene por algo que se cree que es mejor. Cuando en realidad se trata de aceptar lo que rodea para adaptarse de la mejor manera. «Los estudios muestran que se puede encontrar personas muy felices que tienen entornos realmente difíciles como trabajadores de alto riesgo, prostitución o madres adolescentes», indica el especialista.
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Felicidad en casa
De acuerdo con la investigación realizada por Yamamoto, en los efectos del aislamiento social en situaciones de pandemias podría generar un aumento de la depresión y un crecimiento de los síntomas de estrés postraumático. Para combatir esos riesgos el especialista recomienda tres acciones concretas para mantener el buen ánimo en tiempos de coronavirus.
«Primero, tomar consciencia de que estamos en una situación grave y que aislarnos es la decisión correcta. Si pensamos que la cuarentena es una tontería, sentiremos que estamos en una situación absurda y eso nos estresará más. Segundo, debemos realizar un balance de la economía y planificar bien los gastos. Y tercero, desempolvar un valor: la adaptación optimista. Hay que ser realista. Me quedaré 15 días, quizás 30 y probablemente más en la casa, entonces tiene que ver cómo sacarle provecho a la situación. Podemos unir más a la familia y dar el buen ejemplo a los hijos. Pero si constantemente me estoy quejando y digo que es un castigo insoportable quedarse en casa voy a generar estrés en los niños», explicó. //El Nacional.